Alfonso Cuarón habla de Roma: la película latina con más nominaciones al Oscar

Roma pasará a la historia como la película latinoamericana con más nominaciones al Oscar. Mientras sabemos cuántos obtendrá, te compartimos la charla que tuvimos con el director mexicano Alfonso Cuarón

Por Andrés Olascoaga

Fotos: Cortesía Netflix.

Suena a cliché, pero es cierto: la primera ocasión que ves Roma es un golpe inolvidable de nostalgia. Los adjetivos caen a racimos sobre la cinta de Alfonso Cuarón, pero más allá de los elogios sobre su película, lo que ésta ha provocado es un parteaguas a nivel industria (Netflix vs. cadenas comerciales), como generacional: es una de esas obras que logran que te vuelvas a enamorar de una ciudad.

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Alfonso Cuarón nos habla sobre Roma, ¿qué inspiró su filme más intimista?

¿Qué tanto cambió la idea de filmar Roma de la primera vez que hablaste sobre ella, en 2007, a la fecha en que pudiste realizarla?

Roma es la película que quería hacer después de filmar Children of Men, pero por cuestiones de vida el proyecto no se pudo conjugar. Algunas veces las películas se niegan a hacerse porque necesitan madurar. Creo que hubiera sido imposible hacer Roma en ese momento, porque no tenía las herramientas, y no me refiero sólo  a las herramientas técnicas, sino  a las emocionales.

¿De dónde surgió la idea de dirigir Roma?

Siempre me planteé la posibilidad  de hacer algo así. Por un lado es un acercamiento a uno de los seres humanos a los que yo más amo y de quién había oído muchísimas historias. De niño, Libo (la verdadera Cleo) me contaba historias que, de adulto, me empezaron a intrigar, especialmente esa parte tan misteriosa que es la vida, que nos acerca y nos aleja; que crea lazos y nexos de la misma manera que los destruye. También me interesaba cómo es que una persona, digamos extraña, llegó a mi familia biológica para convertirse no sólo en un miembro más, sino en un lazo afectivo fundamental en mi crecimiento y mi desarrollo.

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Y exploras ese acercamiento con Libo en un momento clave para ella, para tu familia y para la sociedad mexicana…

Me interesaba entender ese contexto, en el que se crearon cicatrices emocionales en mi familia y cicatrices que tenemos como sociedad y como país. Esas cicatrices que se reflejan en el núcleo familiar de la misma manera que el núcleo familiar se refleja en esas cicatrices sociales.

Cuando se anunció que regresarías a México a filmar, se pensó que harías una película pequeña, y resultó ser todo lo contrario…

Yo nunca me di cuenta que era una película grande. De hecho, a mi productora le decía que era una película chiquita la que íbamos a hacer, porque como la veía en mi memoria era todo íntimo. No tenía noción del tamaño, y no fue sino hasta que vi sus caras de susto que empecé a entender la dimensión de todo lo que estaba pidiendo.

¿Y en qué momento te diste cuenta que necesitarías todas estas herramientas técnicas para hacer
la película?

Tenía claro que quería utilizar  las herramientas con las que había jugado en películas muy grandes como Gravity o Children of Men —el sonido en Dolby Atmos, rodar en 65mm, la fotografía en Technicolor—,  y traerlos a hacer una historia muy íntima, en México, en español y en blanco y negro. Pero lo más complicado fue regresar a personajes y lugares que eran idénticos a los de mi época. Parte de mi obsesión era rodar en los lugares donde yo crecí.

Roma no sólo quedó al alcance del público mexicano, sino de todos los usuarios de Netflix en el mundo ¿Qué esperas que ellos encuentren al ver algo tan íntimo como tu película?

Es raro para una película mexicana, en español y mixteco, en blanco y negro, sin estrellas, tener una proyección internacional de este tamaño. Pero lo importante no son los estrenos, sino que las películas trasciendan el tiempo. Eso es lo que espero que pase con Roma.