Jojo Rabbit, la provocadora comedia de Taika Waititi

Sátira política y coming-of-age. La hilarante película de Taika Waititi se estrena el 25 de enero en México

¿Quién dijo que el humor ya no se puede usar como arma? La mejor prueba de que se puede (y se debe) es la más reciente cinta de Taika Waititi: Jojo Rabbit (EUA, 2019), donde el propio director (de origen judío) interpreta a Hitler: el amigo imaginario de un niño de 10 años que, en pleno apogeo del nazismo, va emocionado a un campamento donde le enseñarán a usar armas, técnicas de combate, así como a identificar a los “monstruosos” judíos. El adoctrinamiento de Jojo es inocencia pura. El niño no sabe (a esa edad no tendría por qué) lo que implica el nazismo. Él, como muchos otros, simplemente se deja llevar por el líder y por lo que otros adultos dicen sobre él.

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Cuando Jojo (extraordinario Roman Griffin Davis) se encuentra frustrado o deprimido, su afable amigo imaginario, Adolf, aparece y le aconseja, guiándolo en un mundo donde la raza aria debe predominar, y los judíos son seres con capacidades sobrenaturales.

Jojo Rabbit se estrena el 25 de enero

Lo que no sospecha el pequeño Jojo es que su madre (Scarlett Johansson) forma parte de la resistencia, por lo que en su propia casa —a través unos pasajes secretos— se esconde una niña que, a la sazón, es judía. Waitti se burla del nazismo con una incansable ráfaga de chistes y gags que, en el fondo, exhiben lo ridículamente estúpido del movimiento y lo peligroso del adoctrinamiento, pero siempre con una nota de esperanza sobre la condición humana.

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A pesar de todo, Jojo es un niño tierno incapaz de herir a nadie. Jojo Rabbit es una mezcla afortunada de géneros: sátira, comedia y coming-of-age. Filmada con una estética que recuerda a Wes Anderson, mientras que el coraje y el humor remiten a Lubitsch —To Be or not To Be (1942)—, es también cierto que en el centro de Jojo Rabbit hay mucho de La vita è bella (Benigni, 1997): Waititi hace las veces de Benigni, maquillando la realidad para que nos sea más digerible.
En todo caso, queda claro que el director está más inspirado en Mel Brooks, quien recientemente declaró que la única forma de derrotar a Hitler era “reducirlo a algo ridículo”. Y eso, es justo lo que hace Waititi.