‘La chica en el tren’ carece de tensión y originalidad

David Fincher logró hacer algo magistral con Gone Girl ya que tomó un género conocido por su poca originalidad y lo imprimió con su particular manera de contar historias. De ahí, los thrillers retomaron fuerza y empezaron a aparecer posibles historias que, con suerte, replicarían el éxito de la adaptación de Gillian Flynn. Uno de ellas fue La chica del tren, popular novela de Paula Hawkins que creó expectativa desde que se anunció el elenco que la conformaría. Pero, ¿logra esta cinta trascender entre las miles de su género?

Rachel (Emily Blunt) es una mujer desesperada después de que su esposo la deja por otra mujer debido a sus hábitos violentos a la hora de beber. Ahora su rutina se conforma en tomar un tren de la ciudad a los suburbios y observar a una joven pareja que, a su parecer, tiene la vida perfecta. Todo cambia cuando descubre que dicha pareja no es tan perfecta como imaginaba.

Hay un elemento vital que le falta a esta adaptación y que sí tenía la novela: tensión. La película tiene una dirección, guión y edición que culmina en una cinta desarticulada con una narrativa que se siente extraña y, a momentos, aburrida. Este es un pecado mortal si estas tratando de lograr un thriller eficiente. No solo eso, el climax de la historia es apresurado y no da el suficiente espacio para que la audiencia entienda el giro tan característico de La chica en el tren.

Si hay algo rescatable de la película es el cast, en particular la elección de Emily Blunt como protagonista del mismo. Pero su talento es conocido y hasta cierto punto desperdiciado con un guión tan débil. No sería sorprendente verla colarse en alguna premiación este año gracias a su rol de una alcohólica con corazón de oro.

Veredicto

2.5 estrellas

La chica en el tren es un thriller bastante tibio que no logra crear tensión a sus espectadores. La parte rescatable viene de su elenco, en particular Emily Blunt, quien sobresale a pesar del material con el que está trabajando.