¿Por qué Belfast puede triunfar en los premios Oscar?

Por Alan Rodríguez @kromafilm

Siete nominaciones a la preciada estatuilla ponen a la reciente película de Kenneth Branagh entre las favoritas de la Academia en 2021. El cineasta británico nacido en Belfast le sacó provecho a la cuarentea que trajo la pandemia. Se puso a meditar sobre su infancia y el lugar donde se crió. El resultado ha sido una historia de claroscuros, llena de vitalidad, nostalgia, inocencia y pasajes violentos.

Belfast describe los días del pequeño Buddy en la capital de Irlanda de Norte, en el verano de 1969 durante los conflictos conocidos como “The Troubles”. A sus nueve años, experimenta las sacudidas familiares y las de su ciudad por las presiones político-religiosas entre protestantes y católicos. Aunque no se puede decir que entra en el gusto de todos, la película consquistó a públicos de muchas latitudes y hay razones para creer que puede ser protagonista en la gala de los Oscar.

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Belfast es un tierno recuento de la infancia

Muy pocos cines como el británico son capaces de llevar a la pantalla los emocionantes procesos de la niñez. Con este ‘coming-of-age’ a ratos conemovedor y confesional, Branagh se suma a una refinada tradición cinematográfica (Trilogy de Terence Davies, Ratcatcher de Lynne Ramsay y This is England de Shane Meadows, son ejemplos de una larga lista) en la que la infancia es el pivote para sensibilizarnos sobre la Historia, la intolerancia, el sacrificio paternal, y el amor por el propio terruño así como su incontenible pérdida.

Tiene poder en imágenes, música y sonido

Al lado de su ya habitual cinefotógrafo Haris Zambarloukos, Branagh se descoce con poderosos y relucientes planos en blanco y negro. Encontramos travellings, contrapicados, planos cenitales… calculados, precisos y nítidos. Hay suficiente mérito plástico en muchas de sus imágenes, con realismo casi de documental, que parecen salidas de la agencia Magnum.

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Las rolas de Van Morrison, originario de la misma ciudad, giran sobre las mismas inquietudes de Branagh. Son perfecto complemento para las emociones que se agitan en la película (recordemos que “Down to Joy” obtuvo nominación a mejor canción original). Mientras que los sonidos de reyerta, explosiones, griterío o domésticos están ahí claramente para aportar lo que ha hecho que el filme también obtuviera nominación por mejor sonido.

Una naciente estrella y un reparto estelar

Una flama que nunca se apaga en la película es la del pequeño Buddy (Jude Hill), alter ego del director, siempre candoroso en los momentos felices y desgraciados. El chico ha sido una revelación y aquí está arropado por actores de sobrada experiencia. A la cabeza, la legendaria Judi Dench, una institución dentro del cine británico y del mundo; además del experimentado Ciarán Hinds, también nacido en Belfast, quien hace de abuelo sabio y aconsejador. Mientras que las interpretaciones de la Ma (Caitriona Balfe) y del Pa (Jamie Dornan) nunca desentonan.

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En Belfast el uso de la nostalgia funciona

El filme nos recuerda los efectos nostálgicos a los que nos sometió Roma (2018), aunque sin los alcances de la película Alfonso Cuarón. También describe un pasado personal y de paso honra las costumbres, la familiaridad y los vecindarios de la clase trabajadora de entonces. Es esa aura de intimidad que la hace conectar con la gente y que conmueve.

Y no hay que olvidar que Belfast es también en sí una invitación a comprender un capítulo histórico convulso, desde la perspectiva tranquila que ofrece la distancia de los años. Así se comprueba que cuando se mira al pasado con esas claves, siempre llegan los aplausos.

El estreno en México de Belfast es este 24 de febrero.