Shazam: La furia de los dioses. Lo bueno, lo malo y lo feo

Cuatro largos años tuvieron que pasar para que por fin llegara a las salas de cine Shazam: La furia de los dioses. Los integrantes de familia Shazam regresan para enfrentar a una poderosa amenaza. Pero, ¿Es tan buena como la primer película? Aquí te contamos todos los detalles de lo bueno, lo malo y lo feo de esta película. Foto: Warner Bros/DCEU.

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Sinopsis de Shazam: La furia de los dioses

Varios años han pasado ya desde que Billy Batson, alias Shazam, adquiriera sus poderes mágicos junto a sus cinco hermanos adoptivos Freddy Freeman, Mary Broomfield, Eugene Choi, Pedro Peña y Darla Dudley. Convirtiéndolos así en unos superhéroes que derrotarían al villano Dr. Thaddeus Sivana.

Durante el enfrentamiento con el Dr. Sivana, Shazam rompió el bastón mágico que le dio poderes. Con lo que no contaba, es que este mismo sirvió para derrotar al dios griego Atlas. Por lo que miles de años después, sus hijas Hespera, Calypso y Anthea buscan vengarlo a partir de recuperar este objeto y quitarles sus poderes a la familia Shazam.

A la par, Billy Baton padece del famoso “síndrome del impostor” por llegar casi a los 18 años de edad.  Durante toda la historia, va tratando de averiguar cual es el camino que le depara como integrante de su familia y como superhéroe.

 

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Lo bueno

Su tono familiar continúa

Al igual que en la primer entrega, Shazam: La furia de los dioses es una película entretenida para toda la familia. A diferencia de otras películas del DCEU donde el tono suele ser más serio y oscuro, la comedia y la trama ligera son los elementos base de la historia.

Esto es algo que a muchos fans de DC les agrada más que a otros, ya que se asemeja bastante al tono que ha empleado la empresa rival en su universo cinematográfico de superhéroes.

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Lo malo

La comedia

Empecemos con lo malo de esta película. Si bien esta secuela retoma el mismo tono y elementos cómicos de la primera, la realidad es que da la sensación de que ambos aspectos no funcionan por momentos. Claro que hay bastantes escenas divertidas e hilarantes, pero en la mayor parte de las ocasiones los chistes llegan a ser cansados, incómodos o simplemente no te provocan alguna carcajada.

Las actuaciones

Existe la idea de que por ser una película de superhéroes, los actores y actrices no deben esforzarse en lo más mínimo;  debido a que al final del día sólo es un trabajo cinematográfico que busca el “entretenimiento fácil” para un público que “no exige mucho”. Pero la realidad es totalmente distinta y lamentablemente la secuela de Shazam peca de esto.

Comenzando con el propio Zachary Levi, quien interpreta a Shazam. El trabajo del actor estadounidense alcanza los niveles de la sobreactuación al tratar de ser lo más simpático y cómico posible en escena. Provocando así que en el momento donde se llega al climax de la película, no se le crea nada.

Esto mismo aplica para Adam Brody, Grace Fulton, D.J Cotrona, Meagan Good y Ross Butler, quienes interpretan a los hermanos de Billy Batson en su versión superheroica. Realmente son contadísimos los momentos donde destacan en escena y, cuando lo hacen, se ven cortados casi a la fuerza para hacer uso del recurso de la comedia.

Ni que decir de las mismas villanas interpretadas por las reconocidas actrices Helen Mirren, Lucy Liu y Rachel Zegler. En el caso de las dos últimas, de verdad da la impresión que no hacen el más mínimo esfuerzo por querer actuar; limitándose a usar expresiones sin alma y que generen algún efecto en el público.  La única que se salva (por muy poco) es la ganadora del Óscar por Mejor actriz en 2006.

Quienes también se salvan hasta cierto punto son Asher Angel, Jack Dylan Grazer, Jovan Armand, Ian Chen y Faithe C. Herman, las y los jóvenes actores que interpretan a las versiones normales y adolescentes de la familia Shazam. Pero la realidad es que ya tampoco poseen la misma química que mostraron en la película de 2019 (algo que se le puede atribuir al poco tiempo que se les ve en pantalla).

Foto: Warner Bros/DCEU

Los efectos

Un asunto que ha despertado las alarmas en las películas del género de superhéroes ha sido la decadencia en los efectos especiales conforme llegan nuevas entregas. Y Shazam: La furia de los dioses no queda exenta de este problema.

Durante toda la película (sí, toda), se nota a leguas que los efectos son malos y que no fueron retocados en postproducción.  Lo que podría responder a la actual crisis económica de Warner Bros y la limitante capacidad para financiar sus proyectos, ya que incluso en la batalla final (la cual debería ofrecer casi casi un show visual único) se ve terrible.

La trama

Aunque hayamos dicho que la película cuenta con un tono positivo que la hace idónea para pasar un buen rato en compañía de tu familia, la realidad es que la trama no es nada del otro mundo.

El director de ambas películas, David F. Sandberg, hace uso de la típica trama sobre la “redención del héroe”.  Aunque no está mal emplearla, termina ofreciéndonos la misma historia que hemos visto una y otra vez en la gran mayoría de películas de superhéroes que se han estrenado en los últimos 15 años.

Lo feo

El tiempo que tardó en llegar al cine

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Un aspecto que jugará mucho en contra para esta película en su recaudación final de taquilla será el tiempo que tardó en llegar a la pantalla grande.

Por varios años se especuló cuanto tardaríamos en ver la nueva aventura de la familia Shazam; incluso durante el proceso se cambió el villano y la historia que en un principio se habían planteado en una de las escenas post-créditos de la primer entrega.

Debido a este factor -como también al anuncio del reinicio del DCEU, el cansancio del género de superhéroes por varios sectores y la apretada agenda de grandes estrenos en los cines-, es muy probable que Shazam: La furia de los dioses tenga que lidiar con el desinterés público.

Por esto mismo, tocará esperar para observar como se comporta en la taquilla internacional y nacional durante su fin de semana de estreno y sus primeros siete días en cartelera.

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