Star Wars: el ascenso de Skywalker, el fin de una era
El ascenso de Skywalker dirigida por J.J. Abrams, es el final de la nueva trilogía y un adiós a los personajes con los que vimos nacer Star Wars.
A pesar de que no está en los planes de Disney detener la producción de más películas relacionadas con el universo Star Wars, con este noveno episodio es inevitable sentir una especie de adiós definitivo de la saga, al menos como nosotros la conocíamos.
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No en balde aquel momento donde C-3PO (el legendario Anthony Daniels) parece despedirse de todos (incluidos nosotros, el público) viendo “por última vez” a sus amigos. Un momento que todo fan de la saga original encontrará inevitablemente desgarrador. Así, El ascenso de Skywalker es uno de los episodios de Star Wars más pleno en sentimientos a flor de piel.
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Es un hecho: con esta película termina la historia de la familia Skywalker, y con ello el futuro de Star Wars se vuelve incierto. De una u otra forma, Ray (Daisy Ridley) unirá fuerzas con Kylo Ren (Adam Driver), aunque la presencia ominosa del emperador Palpatine hace pensar si se trata de un gran engaño para desestabilizar no sólo a la fuerza, sino también destruir a Ray, la última Jedi y, probablemente, la heredera del linaje de los Skywalker.
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La nostalgia se siente en cada rincón de esta galaxia. C-3PO y R2D2 tienen un rol mucho más relevante que en la entrega anterior, Billy Dee Williams regresa en su papel como Lando Calrissian, y la indomable princesa Leia (la tristemente fallecida Carrie Fisher) aparece por última vez con su halo materno y protector. Pero una vez que ella también diga adiós, ya poco quedará de aquel Star Wars que nació en los años setenta y que cimbró no sólo las salas, sino la cultura popular de aquella y todas las épocas subsecuentes.
No sin serios problemas de producción (originalmente la película sería dirigida por Colin Trevorrow, quien renunció por “diferencias creativas”), J.J. Abrams será el encargado de dar fin a esta saga: un puñado de películas que nos hizo soñar por décadas, y que para muchos se volvió una religión. Adiós, Star Wars.