Los Asesinos Seriales de Antaño Más Temibles en CDMX
Estos son cinco asesinos seriales en Ciudad de México, que marcaron conocidas calles y zonas de la urbe más grande del mundo.
Estos son cinco asesinos seriales en Ciudad de México, que marcaron conocidas calles y zonas de la urbe más grande del mundo
A menudo transitamos por lugares sumamente concurridos, en los que -normalmente- no nos detenemos a pensar que han sido destino de sucesos “históricos”.
No, no estamos hablando de monumentos revolucionarios, ni edificaciones construidas con materiales carísimos, sino de vías, casas y colonias.
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La mayoría de estos criminales murió en la cárcel, o poco después de su liberación. Así, recorreremos el pasado de CDMX, sacando a relucir lo más obscuro de sus habitantes y claro, probablemente la pienses dos veces antes de pasar por ahí.
“El Chalequero”: Río Consulado
En 1880 se registró a Francisco Guerrero como el primer asesino en serie del país, terminando con la vida de 20 sexoservidoras.
Posterior a su encuentro con estas mujeres, las estrangulaba o degollaba, para arrojar sus cuerpos al Río Consulado.
Su apodo proviene de la forma de vestir, ya que se asemejaba a la de un catrín.
“El Estrangulador”: Tacuba
Tacuba 63, dirección del hogar y “cementerio” de Gregorio Cárdenas, autor del asesinato de 15 mujeres en tan sólo dos semanas.
En 1942 fue encarcelado; sin embargo, marcó la diferencia con respecto a otros reos, convirtiéndose en abogado y siendo liberado casi 20 años después.
“Mochaorejas”: Nezahualcóyotl
Comenzó por formar parte de una banda dedicada a robar coches en Neza, terminó por convertirse en uno de los secuestradores más temibles.
Para presionar a las familias, Daniel Arizmendi López les enviaba un pedazo de oreja de sus víctimas. Tras ser detenido en Naucalpan, Estado de México, fue sentenciado a 50 años de cárcel.
“La Descuartizadora de Angelitos”: Roma
Nada causa más revuelo que cometer un crimen en contra de niños, imagínense si se habla de 50 infanticidios.
Esta mujer era partera y practicaba abortos -en su momento ilegales-, hasta a las mujeres más poderosas del gobierno.
Su casa, ubicada en la calle de Salamanca, a menudo liberaba humo negro y olores desagradables; tras su arresto en 1941, se encontraron restos calcinados.
Higinio “El Pelón” Sobera: Insurgentes
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La esquizofrenia lo llevó al asesinato de dos personas, el primero en Av. Insurgentes y Yucatán. Aunque su madre intentó ayudarlo a escapar, fue aprehendido por la policía y recluido en un manicomio.
Éste fue el detonante para la elaboración de leyes sobre el trato de enfermos mentales, autores de algún crimen.
Como éstas hay tantas historias de terror sobre asesinos seriales en Ciudad de México que marcaron importantes periodos criminales. Desafortunadamente estas continúan, aun así no se pierde la esperanza que pronto se pueda caminar por las calles sin preocupaciones.