
El Palacio Postal presenta La segunda carta jamás enviada, una muestra de cartas bordadas que revelan emociones, memoria y arte textil contemporáneo.
Si son de los que aman las historias que se quedan guardadas en el corazón, les va a encantar esto: en el Palacio Postal llegó La segunda carta jamás enviada, una expo que reúne cerca de 100 cartas bordadas, cada una cargada de emociones, confesiones, recuerdos y esos sentimientos que a veces nunca nos atrevemos a poner en palabras hasta ahora. Es como asomarse a un universo íntimo donde cada puntada cuenta un pedacito de vida. Sigue leyendo Dónde Ir para enterarte de todo.
Esta exposición gira en torno a esas personas que marcaron profundamente la vida de cada una de las expositoras y de quienes, por distintas razones, nunca lograron despedirse. El Palacio Postal se convierte en ese lugar simbólico donde, por fin, esas cartas encuentran un destino: un espacio donde pueden ser liberadas y dichas a través del hilo y la voz de quienes las bordaron. Además de encontrarse con piezas preciosas creadas por bordadoras talentosas. También se van a topar con mensajes que salen directo del corazón.
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En total son cien cartas que jamás llegaron a enviarse. Y claro, hay que reconocer a Ana Mayoral, curadora y coordinadora de la muestra, por construir con tanta sensibilidad este puente entre lo que se dijo, lo que se calló y lo que aún duele.
Cada carta está bordada sobre tela y nace del anhelo de expresar algo que quedó detenido en el tiempo. Palabras incompletas, despedidas que no alcanzaron a salir o emociones que nunca encontraron un lugar. Hay cartas para padres, hijos, mascotas, la vida e incluso para uno mismo.
La segunda carta jamás enviada es una de esas exposiciones que te dejan pensando incluso después de salir del recinto. Entre hilos, telas y palabras que nunca llegaron a su destino, uno termina conectando con historias que, aunque no son propias, se sienten cercanas. Si se dan una vuelta por el Palacio Postal, dense el tiempo de recorrerla con calma, porque cada carta guarda un pedacito de vida, de amor, de duelo y de todo eso que a veces no sabemos cómo decir.
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