Ciudad en llamas, ¿es un infierno ser bombero?

Platicamos con Paco, mimebro del Heroico Cuerpo de Bomberos cuyo estilo de vida muestra el honor, la valentía y el placer de amar lo que se hace.

Si no me equivoco, era miércoles. Conocí a Paco en el metro de camino a la redacción. Su overol azul me brincó a la vista inmediatamente, especialmente por esas botas altas estilo militar bien lustradas que, si fueran usadas para dar patadas, seguro lastimarían bastantes traseros o extremidades. Sin embargo, y para mi fortuna, no es un policía de esos que golpean gente, en realidad es un bombero, uno de los héroes de los 16 cuarteles distribuidos a lo largo de CDMX.

Consulté la página de internet del Heroico Cuerpo de Bomberos, y en ella se definen como hombres que no guardan rencores, no agitan banderas, ni vociferan obscenidades. Personas que honran la memoria de los compañeros caídos, que viven la hermandad. Me pregunté entonces: si esto es real, ¿puede un hombre con un sueldo como el que reciben vivir así?

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Cité a Paco en un café del Centro Histórico. Sin botas ni overol, parece un civil común, aunque el corte de cabello te deja pensar que es probable que esté involucrado en una organización policial. Lleva a su hija de cinco años, quien come un helado con singular alegría. Nos sentamos en la cafetería y él pide un café sin azúcar, dice que ya es parte de la costumbre para sobrevivir a las largas jornadas de 24×24 horas (en otras palabras, un día de trabajo por un día de descanso).

prevención, 4 volcaduras, 1 flamazo, 1 rescate de cadáver, 1 corto circuito, 1 fuga de agua, 1 falsa alarma.#bomberoslaborando pic.twitter.com/yEdgRbDBQ1

— Jefe Vulcano (@Raul_Esquivel_C) 19 de enero de 2017

Siempre me ha parecido absurdo que la gente recuerde a los bomberos por referencias caricaturescas de rescate de animales sobre árboles o de personas atrapadas en inundaciones. Pero, en efecto, son actividades que realizan como parte de sus responsabilidades, además de todos los siniestros relacionados con fuego. Al sonar las alarmas siempre están dispuestos para la búsqueda y rescate de víctimas, atención en accidentes, derrumbes, fugas y más.

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“Estuvo cabrón”, me dice mientras bebe un sorbo de su taza y luego limpia la cara de su pequeña. El hombre frente a mi, quizá de menos de 35 años, medita con un gesto de reverencia sobre el último caso fuerte en que participó. “Fue una fuga de gas por la noche. La familia no se percató de ésta y así se fue a dormir, los adultos de la casa murieron y sólo sobrevivió una pequeña de tres años…”, se estremece y mira a su hija que comienza a jugar con una muñeca que saca de su mochila. “¿Por qué arriesgar tu vida, Paco?”, le pregunto de golpe.

Buen día, que tengan excelente martes. pic.twitter.com/sgxvDP7sNq

— Jefe Vulcano (@Raul_Esquivel_C) 17 de enero de 2017

Viene a mi memoria la imagen de bomberos apostados sobre Juárez en su intento por apagar el incendio de lo que antes del 19 de septiembre de 1985 fue el Hotel Regis durante los tres días que duró este. Era claro que el caos reinaba en la ciudad y esta corporación se mantuvo en pie de guerra para ayudar y rescatar heridos y fallecidos. Se dice, mas no está registrado, que el número de bomberos aumentó en la ciudad tras estos hechos, y a la fecha tiene más de 1,900 elementos en nómina.

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“Soy, como muchos otros compañeros, técnico en urgencias médicas. Estudié esta carrera porque aunque no nos piden carrera y escuelas, tener esta clase de educación puede ayudarte a brincar de puestos o estaciones. Dejas de ser voluntario, te haces de una plaza y vas subiendo, aunque no siempre sucede, pero bueno, lo haces de corazón y con pasión. Dices “te arriesgas”, pero en realidad esto es lo que amo hacer”, me dice durante la conversación, y cierra con un contundente “todos los días de trabajo me encomiendo a Dios y a la virgencita para volver a casa y ver a mis niños y abrazar a mi mujer”.

1 rescate de cadáver, 1 derrumbe. #bomberoslaborando. pic.twitter.com/NnwEPkca3n

— Jefe Vulcano (@Raul_Esquivel_C) 16 de enero de 2017

¿Valdrá la pena ser bombero en México? Con carreras técnicas o licenciaturas (sí, hay licenciaturas relacionadas) un bombero en nuestra ciudad puede ganar un sueldo mensual desde $5,000 hasta $15,000; sin embargo, esos sueldos “altos” están destinados a comandantes, jefes de estación y, claro, administrativos. Hay una –súper– ayuda mensual de $900 para la despensa, y la eterna promesa de más y mejor equipo para atender las emergencias, sin embargo, me atrevo a dudar tras ver los uniformes que reciben cada 22 de agosto, Día Nacional del Bombero.

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Paco sabe que cada que suena la alarma significa un llamado. “No importa si es para cortar las ramas de un árbol, atender un accidente en Tlalpan o apoyar ante incendios fuertes a otros compañeros”, Paco sonríe y dice “suena tonto, pero sí es verdad cuando dicen que todo lo que hagas debes hacerlo con pasión, y sólo así se disfrutará”. Mira de nuevo a su hija, se nota el amor ardiente que tiene por la vida, por su familia y por su trabajo. Decido no molestarlo más por ahora y apago la grabadora para charlar sobre nimiedades.