Amores inolvidables en CDMX: todos somos parte de él
Son muchas las historias de amor en CDMX que merecen ser contadas. Desde el amor infinito de los Tamayo, hasta la locura de los Emperadores. ¡Conócelas!
Mientras lees, en este mismo momento se están dando cientos de historias de amor en la CDMX que quizá nunca conoceremos.
Durante nueve años he vivido un amor tan intenso, distinto e increíble como la misma CDMX, esta montaña rusa de emociones me ha llevado de la gloria al infierno, al igual que lo hace un bloqueo, marcha o las horas que tarda el metro en llegar.
Entonces pensé ¿cuántas historias de amor alberga esta ciudad? Quiero contar esas leyendas de amor que trascienden, traspasan y nos inspiran a dar lo único que puede cambiar nuestro contexto: amor.
Hay historias de amor en CDMX que han trascendido más allá de la intimidad
Rufino y Olga Tamayo
Apenas en octubre de este año, con motivo de las celebraciones del Día de Muertos, el Museo del Carmen levantó una ofrenda monumental en honor al pintor oaxaqueño. El montaje estaba bellísimo de principio a fin, pero llamaba la atención que al centro del altar se colocaron las fotografías del también muralista y a su costado Olga Flores Rivas, con quien se casara en 1934 y viviera hasta el fin de sus vidas (1991). Es, una de las historias de amor en CDMX que más me ha atrapado en los ultimos meses.
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Dicen los que saben que el matrimonio Tamayo siempre marcó un acompañamiento de vida inigualable, siempre cómplices y grandes promotores del patrimonio artístico de México en todo el mundo. Siempre sonrientes y apostados de cara a un futuro que, aunque a veces pudiera ser incierto, enfrentaron con pasión las desavenencias que los sacudieron, incluída la noticia de la infertilidad de Olga que la tuvo bajo tratamiento psiquiátrico un largo tiempo.
Puedes acercarte a la vida de Rufino y su amor por Olga en el Museo Tamayo, que expone el trabajo del pintor y mucho más.
¿Dónde?: Museo Tamayo de Arte Contemporáneo, Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec. Contacto: 4122-8200.
¿Cuándo?: martes a domingo de 10:00 a 18:00
¿Cuánto?: entrada general $60 pesos, gratis para alumnos, docentes e INAPAM con credencial vigente.
Frida Kahlo y Diego Rivera… y Dolores Olmedo
Diego y Frida, un romance lleno de altibajos, lágrimas y mucho, en verdad mucho drama. Una de las historias de amor en CDMX más emblemáticas. Quién no se ha identificado con alguna de las frases emblemáticas que la pintora escribió en sus cartas para “el Sapo” -como le decía de cariño-, y seguro, muchos otros se indignaron cuando vieron la película -interpretada por Salma Hayek- y esta encuentra a su amado con su hermana en plena fiesta y después se pone una tremenda borrachera y… bueno, todos sabemos que Kahlo tuvo una escandalosa y divertida vida sexual.
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Entre estas amistades destaca la presencia de Dolores Olmedo, que conoció a Diego en 1924 y para quien posó un par de ocasiones para hacer dibujos y litografías. Se dice que tuvieron una amistad muy estrecha e incluso se les ha relacionado sentimentalmente en una suerte de “triángulo amoroso” en el que en su momento también tuvo participación Frida. Pero lo que si es bien sabido, es que Olmedo heredó en vida los derechos autorales de todas las obras del muralista antes de su muerte, mismas que a la fecha sobreviven gracias a una fundación que ella misma creó y que ahora viven en el Museo Dolores Olmedo, un espacio en Xochimilco que tienes que conocer ya.
¿Dónde?: Av. México 5843, La Noria. Contacto: 5555 0891.
¿Cuándo?: de martes a domingo, de 10:00 a 18:00.
¿Cuánto?: $20 pesos general, $10 pesos docentes y estudiantes, $1 adultos mayores y menores de 6 años. Los martes la entrada es libre.
Maximiliano y Carlota
Aunque se dicen muchas cosas de este matrimono europeo que llegó a nuestro país para gobernarlo como emperadores. La historia de amor de la casa de Habsburgo impresiona a quienes se acercan un poco al mito del segundo imperio que siempre estuvo cargado de bastantes tragedias, pues desde su arribo a México hubo frustración y pena, aunque también de muchos logros positivos y agradables en favor de la preservación de la cultura.
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Como siempre en la historia, hay rumores sobre cómo se llevaban las cosas en la cama de los Habsburgo, y entre los más destacados se dice que lo que hoy conocemos como Paseo de la Reforma -antes Paseo de la Emperatriz-, fue creado para que la pareja diera sus recorridos y también para que Doña Carlota siguiera desde las ventanas del Castillo de Chapultepec la ida y el regreso de su amado desde el centro de la Ciudad. Dónde por cierto, se esforzaron mucho por darle a la Alameda Central una nueva vida con una remodelación que le dio a la zona un estilo parisino que, evidentemente, ha sido modificado con el tiempo hasta ser como es hoy.
Por cierto, a lado de la Alameda encontramos el Palacio de Bellas Artes, donde ahora se expone parte de las mejores producciones artísticas del muralismo y la pintura mexicana previa y posterior a la revolución. Mira más información: