Turismo de terror en CDMX; conoce los lugares más escalofriantes
Si eres muy valiente, seguro le entrarás al turismo de terror en CDMX. Checa los lugares más embrujados y corre a comprobar la veracidad de las historias que se cuentan.
Dicen que en esta vida hay de todo y para todos. Viajar es una experiencia que además de enriquecer nuestra cultura nos ayuda a encontrar un momento de relajación. Pero ¿qué hay de esos viajes que nos llevan por lugares que tienen alguna conexión con la muerte o con energías extrañas? Si eres de los que disfrutan de estas experiencias, te traemos opciones de turismo de terror en CDMX.
Los mejores sitios para vivir el turismo de terror en CDMX
El Café de Tacuba
El Café de Tacuba es una de las cafeterías más emblemáticas de Ciudad de México. Se fundó en 1912, y en sus mesas se han sentado personalidades de la talla de Diego Rivera. Pero, según cuenta una leyenda, el Café de Tacuba nunca se queda solo, pues una vez que cierran sus puertas de noche, es custodiado por la monja Clarissa.
La parte trasera del Café perteneció a la casa de asistencia para mujeres dementes en la época de la Colonia, conocida como Hospital de la Canoa o del Divino Salvador. Se dice que cuando el hospital se volvió mixto, un interno se enamoró de la madre superiora, e inmerso en su locura la asesinó. Se cuenta que es su espíritu flotante el que recorre las escaleras del Salón Mexicano.
La casa de la tía Toña en Chapultepec
Esta casa se encuentra en la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Cuenta la leyenda que la mujer que la habitaba adoptó a niños de la calle, pero en algún momento se cansó de las groserías de estos niños y los mató a todos; se dice que los tiró al río y después se suicidó.
Para accesar a ella hay que cruzar un puente; una vez que lo cruzas, se oye como si cayeran piedras grandes o bultos en el río, se escuchan voces, susurros y ruidos desde el bosque. Una de las cosas más extrañas es que, al terminar de cruzar el puente, se percibe una vaga niebla que comienza a invadir la zona. Dicen que al llegar a la casona abandonada verás la cara de una anciana que se asoma entre los viejos ventanales, esperando la llegada de sus visitantes.
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El callejón del aguacate
En el corazón de Coyoacán, en el Barrio de Santa Catarina, se encuentra el famoso Callejón del Aguacate. Un pequeño espacio famoso por su belleza y vibra tenebrosa. Su fama paranormal se remonta a los años treinta, época en la que habitaba ahí un militar perturbado por las experiencias bélicas que había vivido. Para aliviar sus ansiedades del pasado, todos los días este ex soldado salía con su uniforme a tomar el aire y le daba vueltas al barrio.
Cuenta la leyenda que durante sus caminatas se encontraba con un pequeño que se mostraba fascinado con las medallas que el soldado portaba en su camisa, y con mucha ingenuidad se le acercaba y le pedía que jugaran. Esta petición enervaba los ánimos del militar, tanto que un día decidió terminar violentamente con la vida del pequeño.
Tras el incidente, el atormentado hombre se arrepintió de haber cometido su horrible asesinato, y con el objetivo de sanar sus demonios internos, mandó poner en la esquina del callejón el altar de una virgen, para que cada persona que pasara por ahí le ayudara a expiar sus pecados rezando un Padre Nuestro.
Desde entonces y hasta la fecha hay quienes aseguran que cuando se acercan al antiquísimo árbol de aguacate, que todavía yace en el centro del callejón, se pueden escuchar los gemidos del niño. Incluso hay personas que afirman haber sentido la presencia del infante y hasta han visto su rostro incrustado en la corteza del árbol.
La casa negra de la Roma
Esta casa ubicada en el 191 de Álvaro Obregón, en la colonia Roma, tiene un estilo porfiriano que luce lúgubre y desolador. En los años 30 se ocupó como un refugio de infectados con tifoidea, una enfermedad que horrorizaba a las personas de aquella época, por lo que una noche los vecinos le prendieron fuego y cerraron las puertas para impedir que nadie escapara. A pesar de que la estructura de la casa soportó el incendio, los pacientes, médicos y enfermeras murieron quemados o asfixiados por el humo.
Años después de esta tragedia, la casa fue vendida al señor Mondragón, quien ocupó el inmueble con su familia. Tres meses después de habitar el inmueble, los cinco integrantes de la familia amanecieron muertos de una forma tan extraña y misteriosa, que ni los investigadores pudieron determinar las causas de las muertes. Se cree que eso condenó la casa a una maldición de la cual no ha podido librarse.
Cuentan los vecinos que a partir de las 10:00 de la noche se escuchan gritos pidiendo ayuda, así como el azote de puertas y ventanas. La vivienda no ha podido ser restaurada por la gran cantidad de fenómenos paranormales que aterran a los trabajadores que llegan al lugar.
El Hospital Juárez
Esta construcción de la época colonial no siempre funcionó como un hospital. En sus inicios fue la Parroquia de los Indios; después, cuartel militar, y a mediados del siglo XIX se utilizó para alojar a militares heridos en batallas, con el nombre de Hospital San Pablo; después fue el Hospital Juárez.
En este nosocomio nace la leyenda de “La Planchada”, una enfermera que tenía fama de siempre lucir pulcra y ser muy amable. Su condena comenzó cuando se enamoró de un médico que la engañó para casarse con otra mujer. Esta decepción amorosa la transformó en una mujer amargada y despreocupada por su aspecto, además trataba mal a los pacientes, hasta que un día enfermó y murió en el mismo hospital.
Casas Embrujadas en la Ciudad de México
Después de su muerte comenzaron a suceder cosas extrañas en el Hospital Juárez. Algunos pacientes graves comenzaron a comentar a las enfermeras que había una enfermera muy bien vestida y planchada que los cuidaba y les administraba medicamentos; las enfermeras, sorprendidas, argumentaban que ellas no habían sido y que no la conocían. Así comenzaron a darse testimonios de pacientes hasta que la bautizaron como “La Planchada”.
La Casa de Don Juan Manuel
Construido en el año de 1783, este inmueble perteneció originalmente a don Juan Manuel de Solórzano, quien tuvo un destino trágico, luego de verse atormentado por los celos hacia su bella esposa. Una noche vendió su alma al diablo a cambio de que éste lo ayudara en sus pesquisas. Cuenta la historia que el diablo le dijo que debía matar al primer varón desconocido que pasara por su casa a las once de la noche, y le encomendó repetir dicha práctica cuantas veces fuera necesario hasta dar con el adúltero en cuestión.
Luego de cometer varios crímenes, el asesino arremetió accidentalmente contra su sobrino, produciéndole un repentino deceso. Atormentado por el sentimiento de culpa, Solórzano sintió la necesidad de confesarse en San Francisco, donde debió cumplir con la penitencia de rezar el rosario bajo la horca a las 12 de la noche; una vez cumplida esta enmienda, su cuerpo apareció colgado la madrugada del tercer día. Se cuenta que, hasta la fecha, su alma en pena aparece por la calle preguntando la hora a quienes pasan por el lugar.