Historia de ligue fallido que NO debes repetir
Para conquistar a una chica lo peor que puedes hacer es intensear. En vez de llamar su atención vas a terminar por hartarla y hacer que se vaya o te bloquee para no saber de ti. Por eso hoy te contaremos una triste historia de la vida real que no debes repetir. ¿Será que eres de esos intensos?
Historia de ligue fallido que NO debes repetir
Una tarde de febrero, conocí a Gisell, una linda chica que me dejó boquiabierto. Decidí acercarme y le pregunté su nombre, ella fue muy amable. Comenzamos a platicar y yo exageraba una que otra cosa para impresionarla, mi intención era hacerla reír y parecía estar funcionando. No sé si fueron mis demasiados chistes, pero de pronto ella cortó de tajo la historia que le contaba con la excusa de “me están esperando y debo irme rápido”. Pudo ser una manera de zafarse, pero supuse que sí tenía algo que hacer porque mis historias eran buenísimas, por qué se las perdería.
Pensé que quizás sería una buena sorpresa seguirla en sus redes. Me decidí a investigar a fondo, tal como lo haría el FBI, y sí, así fue como di con sus perfiles en Facebook, Instagram, Snapchat y Twitter. Le mandé solicitud de amistad en todos sus perfiles. No los tenía privados, pude ver todo lo que ella subía (obviamente me convertí en su stalker #1), lo cual no pareció funcionar, pues a pesar de que le daba “me gusta” a todas sus hermosas fotos, no me aceptaba.
Pasaron algunas semanas y seguía sin respuesta de la bella Gisell, hasta que un día, caminando hacia mi casa, me tope con ella de nuevo. Me quedé sorprendido porque estaba por mis rumbos. La saludé, le pregunté por qué no me agregaba a sus redes. Ella preguntó cómo aparecía en los perfiles ya que no recordaba mi nombre, y le dije muy sonriente: “Estoy como Emanuel Rodríguez”. Gisell, muy enojada me gritó: “¡Tú eres el acosador que no deja de stalkearme en todas mis redes! Ni creas que así voy a aceptar tu solicitud”. No le dije nada, solo dejé que se fuera porque se veía furiosa.
Muy triste, camine a casa de Pepe (es mi mejor amigo, debo comentar). Le platiqué lo que había pasado, y como buen amigo, me aconsejó: “tal vez deberías investigar dónde vive y llegar con unas flores, pedirle perdón y así te haría caso”. Al principio lo consideré una muy mala idea, pero después me convencí de que a las chicas les gustan las flores.
Hice justo lo que me dijo. Días después, llegué a casa de Gisell con sus flores favoritas (¿cómo lo supe? pues les dije que haría el trabajo del FBI), pero su reacción no fue la que esperaba, ya que me dejó parado en la puerta y la cerró de un azotón. O sea, ni siquiera me mandó a la friend zone.
Esa tarde, al llegar a casa, mi hermana me preguntó la razón por la que me veía como “venado llorón”, así que le platiqué tooooda la historia. Lo primero que hizo fue reírse en mi cara y luego me dijo: “Si una chica te gusta, no debes ser tan intenso, como lo hiciste con Gisell, eso asusta y es muy incómodo”. ¡No puedo creer que mi hermana me regañara! Recordé por qué no hablaba con ella. Lo peor fue que repetí esta historia, incluso con quienes ya eran mis amigas y a quienes cortejaba, pero nada… todas terminaban por batearme.
“Sí que eres toda una máquina de likear eh, seguro conquistas a todas”, fue el último comentario burlón que soporté de mi hermana. Pero me dio un gran consejo: “!Bájale a tu intensidad!”. Mi plan, desde ese momento, fue ser yo. Me puse mi nuevo Axe Ice Chill y me propuse ser fiel a mis intereses y pensamientos, aceptar que soy imperfecto (y descubrí que eso les gusta a las chicas). Hoy, queridos compañeros en la lucha del ligue, sé que lo peor que puedes hacer para ligar es intensear o sobreactuar.
¿Que qué es intensear? Ya saben… ser exagerado, presumido, o que te la pasas stalkeando a las chicas en las redes sociales, con el fin de llamar la atención. Si haces alguna de estas cosas, es seguro que estás en el bando de los intensos… eso está out. Hoy estoy convencido: entre más fresco, más atractivo.