Carlos Velázquez, el cronista mexicano más sucio que tiene el rock

Aunque para algunas personas la música es un simple sonido de fondo, también existen otras para las que significa todo. Dentro de este segundo grupo se encuentra Carlos Velázquez, uno de los hijos rebeldes de la literatura mexicana reciente. Apenas lleva poco más de una década de trayectoria profesional pero ya ha logrado establecer un estilo personal e inconfundible. Su manejo del lenguaje y humor se han convertido en sellos distintivos de su obra.

NO HAY QUE ESCRIBIR SOBRE ROCK SINO VIVIRLO

Precisamente por su manera de escribir y su amor por el rock es que resulta evidente que se trata de uno de los discípulos más avanzados de José Agustín. Aunque su estilo también se alimenta de otros grandes como Parménides García Saldaña y Hunter S. Thompson. Alguna vez Quentin Tarantino dijo que él no fue a una escuela de cine sino al cine porque ahí aprendió todo lo que se necesita para dirigir películas. En el caso de Carlos ocurre algo similar porque su formación viene de la calle y el empirismo.

Con motivo de su nuevo libro de crónicas musicales Mantén la Música Maldita (Editorial Sexto Piso, 2020), Dónde Ir tuvo la oportunidad de platicar con el autor coahuilense. Lo primero que llama la atención del ejemplar es la fotografía de portada protagonizada por Pete Townshend de The Who. La decisión se tomó porque se trata de uno de sus músicos favoritos y la imagen se aleja de los clichés que se tienen sobre el inglés. No se le ve destruir su guitarra ni mover los brazos como aspas sino que está concentrado a medio salto. Además tampoco luce la clásica vestimenta elegante de los mods sino que porta unos pantalones de mezclilla junto con unos tenis y una chamarra de cuero.

A su vez, todo en la obra tiene una relación directa con el rock. El titulo está inspirado en Keep Music Evil (Jawbone Press, 2019), la biografía de The Brian Jonestown Massacre y su conflictivo líder Anton Newcombe que escribió Jesse Valencia. Mientras que en su interior se encuentran vivencias de conciertos de Nick Cave, Iggy Pop, Marky Ramone, LCD Soundsystem y Babasónicos, entre otros.

El libro surgió con la idea de reunir algunas de las crónicas sobre conciertos que Carlos ha escrito para la revista mensual Reporte Sexto Piso. Pero no se trata de simples visiones objetivas y serenas de las que abundan en el periodismo convencional. En realidad se enfoca en la relación del autor con la música y su mirada personal y desinhibida de las presentaciones a las que acude. El único texto inédito que se incluye relata una visita a un table dance en Tijuana y está enlazado con una canción de Guns & Roses.

UN ADOLESCENTE EN EL CUERPO DE UN ADULTO

Mientras que otro de los objetivos de este libro fue mostrar que su obsesión por el rock se mantiene intacta. “Ahora tengo 42 años pero mi pasión sigue igual que cuando tenía 15. Tengo amigos de mi generación que se han casado, formado una familia y se olvidan de su pasión musical pero a mí no me ha pasado”. Por lo mismo, podría ser catalogado como un eterno adolescente y los excesos que relata en cada una de sus crónicas son la mejor muestra.

Por otra parte, el estilo callejero de sus crónicas nace por el simple hecho de que no quiere ser como la mayoría. Reconoce que ya hay muchas personas que hacen escritos informativos sobre música pero a él le interesa compartir su visión personal y subjetiva. Además sus textos no sólo se centran en las presentaciones sino en todo lo que ocurre antes y después. Menciona que una de las crónicas es sobre un concierto de Soda Stereo del que salió tan emocionado que su reacción inmediata fue emborracharse como si no hubiera mañana. Por eso es que recalca que el libro trata de su relación con la música.

EL PERIODISMO GONZO EN LA MÚSICA

En ese sentido, a la fecha son muy pocos los mexicanos enfocados en la música que incorporan elementos del periodismo gonzo en sus crónicas. Como excepción a la regla están Wenceslao Bruciaga, Rogelio Garza, Alejandro González Castillo y unos cuantos más. Ante la pregunta expresa sobre el motivo, Carlos afirma que es por una razón muy simple. “La mayoría de los periodistas no van a conciertos y cuando lo hacen tienen miedo de juntarse con el público porque se pueden ensuciar. A mí como lector me interesa conocer la experiencia del autor y no que me digan el orden de las canciones que tocó la banda”.

Otro aspecto que tienen en común las crónicas es que todas fueron escritas sobre conciertos antes de la pandemia. Con respecto a la situación actual, se declara en contra de las presentaciones por streaming debido a que le quitan la esencia al rock. “Hasta ahora no he pagado por ver a una banda por internet y no es algo que me interese. Mis mejores experiencias involucran a las personas a mi alrededor, sudor, gritos eufóricos y terminar con marcas en el cuerpo. En todo caso preferiría comprar un blu-ray antes que adentrarme en esta nueva modalidad”.

Finalmente, aunque este libro de crónicas musicales se acaba de publicar, Carlos Velázquez ya tiene planes para el 2021. Lo inmediato es otro de relatos que prácticamente ya está terminado pero además también prepara su primera novela. Afirma que la ha desarrollado desde hace años pero el resultado final no lo convence. De cualquier forma, confía que después de hacer algunos ajustes pueda ver la luz en un futuro no tan lejano.