Con un proyecto del arquitecto Mauricio Rocha, el Museo Anahuacalli construye la Ciudad de las Artes que ideó el propio Diego Rivera. La remodelación estará lista a finales de este año.
El Museo Anahuacalli bajo la dirección del arquitecto José Luis Cortes y el proyecto de Mauricio Rocha, hará realidad el anhelo de Diego Rivera: una Ciudad de las Artes. El sitio diseñado por el muralista hace 70 años tenía la intención de convertirse en una urbe para las ideas, que integrará arte con naturaleza. Esta nueva obra incluye la ampliación y remodelación de sus instalaciones; así como su equipamiento. Estará listo a finales de este año.
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En la década de los 30, Frida Kahlo y Diego Rivera compraron un terreno en el Pedregal. Ahí planeaban construir un rancho en el que pudieran producir su propia leche y miel. A su regreso de San Francisco, en 1941, luego de pintar la Unidad Panamericana; el artista modificó su idea de levantar un rancho y decidió construir un templo (en medio de la lava); para exponer su colección de arte precolombino.
Junto con su amigo Juan’ O Gorman, Rivera proyectó y levantó lo que hoy es el Museo Anahuacalli. Hasta su muerte, en 1957, el artista dedicó tiempo y dinero a la construcción de un proyecto que integrara el paisaje pedregoso con la funcionalidad arquitectónica y la cosmogonía prehispánica. Dolores Olmedo Patiño mecenas del artista y luego su hija, Ruth, continuaron con el proyecto; sin embargo siguió inconcluso.
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Rivera soñaba con su propia ciudadela y en su texto “Exposición para un proyecto para la Ciudad de las Artes” (1945-1950), sostenía que el Anahuacalli debía conjuntar varios edificios y plazas:
El sueño de Diego Rivera se hará realidad 70 después. El Anahuacalli ahora se remodelará bajo la dirección del arquitecto José Luis Cortes y el proyecto de Mauricio Rocha; éste último fue elegido a partir de una convocatoria restringida a cinco despachos. En total, serán cuatro nuevos edificios y dos ampliaciones que servirán como oficinas, aulas para talleres, y bodega para la colección.
De acuerdo con Rocha, el reto radicó en dialogar la nueva construcción con la zona de reserva ecológica. La solución fue reinterpretar la característica plaza que ya existe, pero ahora, el centro lo ocupa el mismo paisaje natural. Los edificios tienen diferentes niveles topográficos con muros son de bloques de piedra de cantera.
Cabe mencionar que el recinto ya está abierto a visitas del público con reservación.
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