De dónde sale la pancita chelera y otros datos que necesitas saber en este libro

Por: Sharon De Estefanía García

Hace un año por temas de salud empecé a adquirir conocimientos culinarios, antes no podía hacer ni un huevo estrellado decente y entonces me di cuenta de que para todo buen guisado necesitaba casi siempre cebolla. La cebolla es esa piedra angular de la cocina, pero viene con un gran problema: la lloradera. Mojar el cuchillo, no respirar, mantener los ojos entornados, todo lo intenté y ahora, un año después llegan Leonora Milán y Alejandra Ortiz a decirme que esas lágrimas son el resultado de ácido sulfúrico.  No solo eso, sino que el aguacate tiene un hueso enorme porque era fauna enorme la que lo comía; que la muela del juicio es parte del Museo de las Reliquias de la Evolución y que sin importar lo deliciosa que me salga mi salsa boloñesa, terminará en el escusado.

Datos científicos cotidianos y curiosidades en el libro: La ciencia de la pancita chelera y otras rarezas del cuerpo

La ciencia de la pancita chelera y otras rarezas del cuerpo es un libro lleno de datos entretenidos, divertidos y muy ilustrativos de cómo, qué y por qué funciona gran parte de nuestro cuerpo con especial atención en nuestro proceso digestivo; dedicando todo un capítulo al paso por paso de la borrachera y de que los hielos de la cubita tienen más residuos fecales que los cacahuates de la botanera del bar.

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No sé por qué, pero me imagino la siguiente conversación: -Se llamará La Evolución del ano – Pero Alita y Leos, no podemos llamarlo así, – Bueno, entonces La ciencia de la pancita y que esté ilustrado así bien cute. ¡Y sí, la portada es un diseñazo! Las referencias a la cultura pop de los 90’s en México obviamente están muy presentes, al igual que en el programa de Mándarax en donde las autoras tienen ya el título del Podcast de Ciencia más escuchado en 2020 en Spotify y justo es lo que hace que las hubieras querido tener como maestras de biología en la secu.

 

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Tienen esa manera de explicarte las cosas que solo tienen las personas a las que les apasiona el tema, no solo platicarlo sino también escribirlo. Al paso de mi lectura me daba cuenta de que escuchaba sus voces en algunas partes, sobre todo en las referencias culturales, y eso le daba aún más proximidad al texto. Incluso si no son asiduos al podcast de las autoras es tan fácil involucrarte en sus Fun Facts que solo necesitas unos minutos (o renglones) para querer saber más.

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Ahora ya con unos cuantos años a cuestas entiendo que no toda la ciencia es aquello lejano y complicado que hace que los Rovers aterricen en Marte o entender la Teoría de cuerdas, sino también esta otra parte que te explica las razones más simples de tu día a día, como la importancia del uso del bloqueador solar, la química del amor, el dolor, los sesgos neuronales y más importante la conciencia de nuestro cuerpo. Es decir, fijarnos realmente en cada uno de los procesos de nuestro cuerpo y saber que los está haciendo bien, tan fácil como darle una checadita a tu obra de arte en el fondo del escusado y entender si su color, forma y textura son los sanos.

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O si estamos teniendo dolores de espalda no solo por estrés sino por culpa de la evolución y el peso de nuestro enorme cerebro encima de unos huesos muy delicados. Agradecer por cada una de nuestras ventajas evolutivas, aunque algunas de ellas hayan salido terriblemente mal y sobre todo porque sí, cuando piensas en cada uno de los procesos que nos mantienen con vida, se acerca más a un dedazo de la evolución y a un milagro que a un diseño asombroso.  Y más asombroso es darnos cuenta de que no sabemos nada de muchos otros temas, que científicos en todo el mundo están haciendo estudios todo el tiempo, no solo con ratinos y ratinas sino con seres humanos para mejorar nuestra calidad de vida, para vivir más, para ser más guapos, más inteligentes y más altos, pero sobre todo para crear una cebolla que no te produzca esa horrible necesidad de llorar.