Luis Sepúlveda: un chileno que escribió novelas de amor

En el marco del Día Internacional del Libro recordamos al autor chileno muerto el pasado 16 de abril en España por la pandemia de  Coronavirus.

Sus primeros malestares se manifestaron al regreso de un festival literario en Portugal, celebrado a finales de febrero, lo que lo llevó a ser ingresado a un hospital asturiano —llevaba varias décadas radicado en España, luego de vivir en Alemania y diversos países sudamericanos tras salir de su natal Chile, donde estuvo preso en las cárceles de Pinochet, por su militancia comunista. Según la información disponible en línea, Luis Sepúlveda permaneció casi 50 días en coma antes de fallecer, el 16 de abril, a los 70 años, víctima de las complicaciones derivadas del covid-19, lo que le otorgó el dudoso honor de convertirse en el segundo chileno contagiado por la pandemia, y la primera baja del mundo de las letras.

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El Amazonas y la Patagonia, algunos de los escenarios de Luis Sepúlveda

Si bien empezó a publicar desde finales de los años sesenta, su reconocimiento internacional llegaría hasta 1988 con Un viejo que leía novelas de amor; entrañable historia ambientada en la selva amazónica donde el autor manifiesta su amor por el entorno natural y pone al día los ingredientes de las novelas de aventuras (en alguno de sus pasajes, un personaje obliga a un improvisado dentista a extraerle toda la dentadura, pieza por pieza, para una apuesta. Sobra decir que sin anestesia).

Sudamérica, particularmente su parte más austral, fue el escenario de otras de sus obras. Muchas de ellas fueron publicadas por la editorial Tusquets, como Mundo del fin del mundo, donde el joven protagonista cautiva la atención de rudos marinos al narrarles Moby Dick, Patagonia Express, escritos autobiográficos que incluyen sus días de reclusión en las cárceles chilenas, aunque también reflexionó sobre los alcances de la militancia política como en La sombra de lo que fuimos, novela con la que obtuvo el Premio Primavera 2009.

Otra ballena blanca

A finales del año pasado llegó a las librerías la última obra de Sepúlveda (aunque es esperarse la aparición de otras póstumas): Historia de una ballena blanca, noveleta que recrea la mitológica existencia del cetáceo que inspiró la obra cumbre de Herman Melville, a su vez basada en la historia de Mocha Dick, un cachalote albino que habitó las aguas del Pacífico chileno a principios del siglo antepasado, legendario por la ferocidad que lo hizo salir airoso de un centenar de enfrentamientos con los balleneros, antes de que lograran cazarlo. (Puedes leer aquí su primer capítulo.)

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El Día Internacional del Libro, y todos los sucesivos, son propicios para disfrutar de un autor que, a partir de ahora, vive en las páginas de su obra.