Estos poemas eróticos logran atrapar la esencia de la unión entre los amantes; autores clásicos que logran transmitir las fantasías más íntimas al lector.
Los poemas eróticos tiene la capacidad de romper la barrera de las palabras y transmitir sensaciones únicas al lector, que embelesado por el ritmo puede dejar volar sus fantasías. Estos autores y autoras han tenido la capacidad de capturar la esencia del encuentro erótico, del momento divino de la desnudez y la unión. Algunos de ellos pueden dedicarse para develar lo que se siente por el otro. ¡Anímate a descubrirlos y continuar leyendo!
Uno de los máximos estudiosos de nuestra concepción sobre el erotismo es George Bataille (1897-1962); quien en sus textos intenta develar el vínculo entre el deseo y lo místico. En su libro Las lágrimas de Eros (1960), Bataille se propone realizar una historia sobre el erotismo y sus componentes que revelan al ser en lo más íntimo, una experiencia de intensidad extrema, cercana incluso al éxtasis religioso pero de naturaleza distinta, una manera incluso de hacer frente a la muerte y la finitud. ¡Definitivamente Bataille con El erotismo (1957) es un libro obligado para ahondar en esta literatura!
Juan Gelman (1930-2014) fue un escritor argentino exiliado en México. Su talento innato para la poesía lo ha posicionado como uno de los autores contemporáneos más destacados. El estilo de Gelman se caracteriza por vincular el realismo crítico contra las injusticias y los gobiernos totalitarios, mezclado con un intimismo del quehacer cotidiano. El erotismo entra en estas líneas, siendo una forma de dialogar con el otro y apagar a ratos los sentimientos de nostalgia y soledad.
Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre a mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar.
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñame tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con esta sed quemándome.
La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
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Delmira Agustini (1886-1914) fue una poetisa uruguaya representante de los movimientos modernista y de vanguardia. Con una fuerte carga erótica Agustini explora los nexos que unen lo femenino con la sensualidad, el sexo y los roles genéricos impuestos por una sociedad patriarcal. Constantemente su figura se ha asociado con la ambivalencia: la niña virginal y la pitonisa de Eros coexistiendo en su potente voz poética. Asesinada por su exesposo, Agustini también ha sido parte de las denuncias contra la violencia de género.
¡Imagina! ¡Estrechar vivo, radiante
El imposible! ¡La ilusión vivida!
Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire,
¡La vida toda porque tú eras vida!
Si con angustia yo compré esta dicha,
¡Bendito el llanto que manchó mis ojos!
¡Todas las llagas del pasado ríen
Al sol naciente por sus labios rojos!
¡Ah! tú sabrás mi amor, mas vamos lejos,
A través de la noche florecida;
Acá lo humano asusta, acá se oye,
Se ve, se siente sin cesar la vida.
Vamos más lejos en la noche, vamos
Donde ni un eco repercuta en mí,
Como una flor nocturna allá en la sombra
Yo abriré dulcemente para ti.
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Oliverio Girondo (1891-1967) fue un poeta argentino reconocido por ser uno de los máximos exponentes de la vanguardia en tierras porteñas. Se reconocen tres etapas en su obra: de juventud con un carácter de viaje sobre el descubrimiento del entorno; experimental relacionado con la elaboración de caligramas; y un tercer momento disruptivo con una inclinación existencialista, con vías a la transmodernidad. Girondo explora temas universales como la muerte, el dolor, la soledad, los destellos de alegría y la sexualidad en sus poemas eróticos.
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.
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Emily Dickinson (1830-1886) es considerada una de las máximas figuras de la poesía estadounidense. Derivado de una enseñanza puritana pasó gran parte de su existencia recluida en su casa. Lo cual le dio una visión única de los pequeños detalles cotidianos del hogar: las tareas domésticas, las relaciones familiares, la lectura, entre otros muchos aspectos se dan cita en su obra literaria, incluidos los poemas eróticos; indispensable en la actualidad para entender el arte contemporáneo.
¡Ven despacio, Edén!
Labios no acostumbrados a Ti.
Tímidos sorben tus Jazmines.
Como la desfallecida Abeja
Que al llegar tarde a su flor,
Zumba en torno a la estancia de ella.
Cuenta sus propios néctares
Entra y se pierde en Bálsamos.
Foto: Cortesía Unsplash
Roque Dalton (1935-1975) fue un poeta, narrador y activista político salvadoreño. Es un símbolo de resistencia y revolución para las múltiples guerrillas en territorio Centroamericano. Con algunas tendencias marxistas, su voz poética denuncia la injusticia social, el terror de la violencia; utilizando el humor y los poemas eróticos como una forma de afrontar los conflictos en la existencia humana.
Porque desnuda me bebes con los poros
como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como un niño perdido
que en ti dejara quietas su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que me nutre,
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a las sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.