The Strokes e Interpol en el Corona Capital ¡pandillas de NY!

The Strokes e Interpol regresan a la CDMX para participar en el Capítulo 10 del Corona Capital. Te contamos porque ambas bandas neoyorquinas son tan importantes en la historia de la música contemporánea.

Hace más 20 años el panorama musical estaba dominado por el grunge de Seattle, el ñu metal, y el happy punk californiano. Todo cambió en 2001, cuando cinco chicos de Nueva York, asqueados de lo que escuchaban en la radio, tomaron las riendas: “Apestaba que sintieras que debías crear tu propia música solo para tener algo que escuchar”, comentó Julian Casablancas (en entrevista a The Guardian), uno de los autores intelectuales del renacimiento del rock.

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The Modern Age: El nacimiento de una escena con The Strokes

The Strokes sembró una semilla y puso en el mapa a la escena de Nueva York. Con Is This It, su primer álbum, no solo conquistó al público inglés, también al mundo entero. Julian Casablancas, Nick Valensi, Fab Moretti, Nikolai Fraiture y Albert Hammond Jr. eran una pandilla, como amigos unieron sus talentos para crear un sonido que después fue imitado hasta el cansancio. Abrieron un sendero para el garage rock revival. Muchos de los que escucharon ese primer disco, después crearon su propia banda: Pete Doherty, de The Libertines, Alex Turner, de Arctic Monkeys, Brandon Flowers, de The Killers y un largo etcétera. 

“The Strokes son tan Nueva York, que duele. Lucen como NY, con sus corbatas delgadas y un look clásico de punk de finales de los 70. Suenan a The Velvet Underground, Talking Heads y Television. Pelean a la menor provocación”, así describió la NME a la banda en junio de 2001. 

El fenómeno The Strokes trascendió lo musical. Sus fans adoptaron su forma de vestirse y moverse por el mundo. El outfit dosmilero incluía obligatoriamente una remera vintage, pantalones ajustadísimos y un par de converse. Así de grande fue la influencia del quinteto.

Turn on the Bright Lights: Interpol y el post punk dosmilero

Si bien los integrantes de The Strokes eran los rockeros del momento y dominaban más allá del Este de la isla de Manhattan, no eran los únicos dueños de Nueva York. Su contraparte era otra banda con un tinte más oscuro y misterioso, sí hablamos de los siempre elegantes Interpol.

Paul Banks conoció a Daniel Kessler en un programa de verano de la NYU en París. Ahí comenzó a gestarse la historia del cuarteto que incluía al excéntrico bajista Carlos Dengler y a Sam Fogarino como baterista.

La crítica especializada no paró de comparar a Interpol con Joy Division y otras bandas de post punk. Sin embargo el sonido que crearon Kessler y Banks, los principales compositores de Interpol, era muy complejo. Letras más parecidas a poesía, inspiradas en la literatura de Henry Miller, y arreglos musicales intensos en los que predomina el sonido del bajo por encima de las guitarras rítmicas los distinguieron rápidamente de The Strokes y otras bandas contemporáneas como Yeah Yeah Yeahs (más punks y artsy), The Rapture (fusión de electro house con rock) o Moldy Peaches (anti folk).

Con Turn on the Bright Lights y Antics, Interpol conquistó diversos públicos fuera de Estados Unidos, siendo uno de sus principales mercados el mexicano. Según Spotify, la Ciudad de México es el lugar del mundo que más escucha a Interpol (con más de 180 mil oyentes).

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El mercado de la nostalgia

Antes de The Strokes e Interpol, la escena musical neoyorquina permanecía en un perfil bajo, eclipsada por otros movimientos musicales. Gracias a estas agrupaciones que abanderaron el renacimiento del rock en múltiples estilos, dígase garage, post punk, punk o electro, es que fuimos testigos de la década de gloria del género. No fue un camino fácil, pues las bandas de la escena tuvieron mucho que afrontar, como las secuelas que dejó el 11 de septiembre de 2001, o la crisis de la industria musical que se vivió con el nacimiento de Napster y otras plataformas de descarga ilegal de música.

El paradigma musical hoy en día es muy diferente, la electrónica y lo urbano dominan lo que escuchamos, sin embargo aún nos entusiasma ver en vivo a estas bandas en el festival Corona Capital, ¿por qué? Por nostalgia. 

Julian Casablancas pidió a Gordon Raphael que le produjera discos que se transformaran en clásicos instantáneos. Lo lograron con Is this It y Room on Fire. También escuchamos Turn on the Bright Lights y Antics y siguen vigentes, las canciones de esos discos son las más coreadas. Lo que provoca escuchar en vivo, de nuevo, a estas dos bandas es transportarnos a esa época en la que “éramos muy jóvenes y los demás muy viejos”. Es viajar en esa máquina del tiempo para desempolvar memorias. Y tus Converse, no olvides sacarlos del fondo del clóset.