Cinco y dos pan para todo mal en la Cuauhtemoc

El pan es una fuente de placer y cariño; es el carbohidrato que más nos apapacha, sobre todo a los que amamos lo dulce. Pues bien, esta pequeña panadería se ha ido ganando el corazón y paladar de los vecinos de la Cuauhtémoc y otras partes de la ciudad.
Surgió en enero de 2017, con la única idea de hacer buen pan, tal como a sus encargados les gustaría comerlo.
Hacen pan con buenos ingredientes y procesos adecuados, por lo que no les gusta adjudicarse el término “artesanal” y se reivindican a sí mismos simplemente como pan no industrial.

Juan Carlos e Ixchel están a cargo de los hornos, y Amelia, de la administración del negocio. Los panaderos son egresados del Claustro de Sor Juana y, desde el principio, tuvieron claro que querían elaborar productos mexicanos, sin dejar de lado los panes franceses y algunos internacionales, emblemáticos o de temporada.
Al final, terminaron por ofrecer gran variedad de panes salados, como la tradicional hogaza, pan de centeno, con granos y semillas, etcétera, y siempre están abiertos a surtir pedidos especiales. No usan azúcar refinada y recurren a ingredientes orgánicos. Los favoritos de este sweet team son las conchas de cocoa, croissants de almendras, el charis (invento de la casa), chocolatines y tartas de hojaldre.

Esta panaderia autodenominada como no industrial utiliza ingredientes orgánicos para la elaboración de sus panes dulces y salados