Sumérgete en este oasis de tranquilidad en el Centro Histórico, con buena comida, tragos y una terraza increíble.
Bien podría ser un speakeasy aunque, en realidad, aquí no tienen nada ilegal y encontrarlo resulta fácil con estas indicaciones: en la calle Tabaqueros entra al local marcado con el número 16 donde, seguramente, te desconcertará verte rodeado de negocios de adornos para fiestas; camina hasta el final del pasillo y voltea a tu lado izquierdo, entonces verás un anuncio neón que reza “Comedor Escondido”. Presiona el elevador en el botón número seis ¡y listo!, has llegado al paraíso.
Su diseño es obra de Son Arquitectos, despacho conformado por Mauricio Bonilla, Aldo Juárez y Mónica Romero Peña. La leyenda dice que un caluroso día estaban parados en lo que ahora es “la alberca” —una bella terraza forrada de mosaicos azules, que funge como espacio de convivencia y relajación—, donde nació la inspiración para remodelar este espacio, con un concepto totalmente eco y pet friendly, de cocinas abiertas y áreas comunes para ofrecer un mercado gastronómico que parte de la reapropiación de espacios del Centro Histórico y la inclusión comunitaria.
Entre sus opciones disponen desde una pragmática comida corrida y antojitos mexicanos, como gorditas, sopes, enchiladas y huaraches de sazón inigualable y porciones, generosas, hasta tacos de mariscos y alternativas de comida oriental, con arroz, brochetas al carbón y ramen, además de temakis, niguiris, rollos de sushi, sashimi; otro de panadería para satisfacer tus antojitos más guilty horneados a diario, como chocolatines y roles de canela, sin faltar una necesaria mezcalería.
Cada dos meses organizan un bazar donde podrás encontrar ropa, stickers, ilustraciones, además de realizar conciertos y otras actividades; incluso, próximamente montarán exposiciones artísticas.