Doble atractivo ofrece El 123 al ser un bistrot en la mañana y por la tarde sirve comida tai con la expocisión de obras artísticas del programa1MES 1ARTISTA
Detrás de una cortina de terciopelo, en medio de Artículo 123 en el Centro Histórico, y con el mismo número de la calle donde se encuentra, se esconde un oasis que por las mañanas sabe a bistrot francés, y en la tarde lo transporta a uno a Tailandia, llamado Café 123.
Puede empezarse por una soda de la casa, infusiones de frutas muy dulces servidas con agua mineral; la de jengibre es un sueño: un poco chai, un poco cítrica. Puede seguirse con alguna entrada fresca y prepararse para sentir el calor del curry.
Aquí, el curry verde es una sopa con sabor a coco, servida con verduras tiernas, arroz jazmín y ensalada. Todo lo necesario para recuperar la energía. Otra recomendación es el arroz thai, una abundante porción de arroz jazmín preparado con piña y nueces. Si se tienen gustos más clásicos, puede ordenarse el pad thai. Lo más importante: no dejarse apantallar por los nombres impronunciables, leer con claridad la descripción y dejarse llevar por lo que solicita el cuerpo.
El postre, ¡oh, el magnífico postre! de arroz con coco y helado de mango que tiene todo lo paradisiaco de su país de origen.
Lo mejor que tiene el Café 123 es que lo hace viajar a un lugar tranquilo, un poco hippie, quizá, donde lo peor que puede pasar es enchilarse demasiado, nada más.
Si se llega muy temprano, podrá disfrutarse de su panadería y desayunos al estilo francés con toquecitos orientales; el croque croque-monsieur es una lo ideal.