Si bien el local que ocupa goza de amplitud, el corazón del restaurante se encuentra en la barra instalada a su entrada, habilitada para una quincena de comensales: las mesas dispuestas en un par de salones extendidos al fondo están contempladas para que el resto de los comensales aguarde su turno con alguna bebida, antes de pasar a ponerse en manos de los cocineros de la casa.

Porque aquí el atractivo principal de este concepto, originario de Monterrey, es disfrutar la experiencia del omakase, donde se preparan diversos platillos al momento frente al comensal, con la singularidad de que quienes aquí lo hacen son mexicanos —debidamente capacitados en la elaboración de comida japonesa de alto nivel—, por lo que la comunicación entre ambos lados de la barra, uno de los atractivos de dicha dinámica, resulta más fluida y enriquecedora.

Platillos japoneses preparados por mexicanos, el sello distintivo de Hotaru

Dispones de un menú “extendido” y otro “corto”, aparte de la carta para quien opte por ordenar platillos específicos: el primero se compone de 14 tiempos, de los cuales nueve son distintas variedades de nigiris, cada uno servido en una pieza, mientras que el otro se limita a 10 tiempos y media docena de nigiris, mismos que la etiqueta permite comer con las manos o palillos.

Salmón, lubina, atún, anguila y totoaba son algunos de los pescados utilizados para la carta, provenientes de distintos mares del mundo, pero también anguila, king crab y hasta carne wagyu con un toque de foie gras que convierte la degustación en un auténtico festival sensorial, acompañado del sake adecuado para su maridado.

Este restaurante cuenta con un menú "corto" de 14 tiempos y uno "corto" de diez

Rincón escondido

Técnicamente, se encuentra en la colonia Reforma Social —en la planta baja del Corporativo Work Lomas del Parque—, aunque suele ubicarse como parte de Lomas de Chapultepec, a una cuadra de Periférico y a otra de Cerrada de Palomas, donde opera El Puntal del Norte, uno de los restaurantes del chef Pablo San Román.