La Casa del Pavo: las tortas que hizo (todavía) más famosas “Roma”

Este video te puede interesar Una placa colocada en la fachada presume el abolengo de La Casa del Pavo: “Fundada en 1901”, y aunque nunca le ha faltado clientela al establecimiento de Motolinía 40, a unos pasos de 16 de Septiembre, lo cierto es que este establecimiento del Centro Histórico va que vuela a convertirse en el lugar de moda de Ciudad de México, gracias a las legiones de nuevos comensales que lo están descubriendo en Roma, la película de Alfonso Cuarón.

Vale por tanto la pena echarle una revisitada, para quienes todavía no lo conocen (seguramente no por mucho tiempo).

 

La Casa del Pavo, inalterable desde hace décadas

No debió costarles gran trabajo a los escenógrafos de Cuarón adaptar la locación, puesto que La Casa del Pavo permanece prácticamente inalterable desde hace décadas (no nos atrevemos a decir que desde su inauguración), con su entrada similar a la de una cantina del centro, al lado del espacio destinado a despachar pedidos a la calle, con su vitrina donde exhiben los ingredientes que suelen utilizar.

Dentro, si bien las instalaciones las mantienen limpias, lejos están de ser glamorosas —o al menos hasta ahora que el director de Roma convirtió en cool, de manera involuntaria, el look de las loncherías populares—, puesto que el lugar es reducido, encerrado y no apto para clientes claustrofóbicos, quienes tienen que acomodarse entre la pequeña barra y mesas que casi se hacinan en el espacio.

 

Tortas, tacos y consomé de pavo... y otras cosas para comer

Sin duda la comida es deliciosa, pero su presentación no es algo que preocupe (ni preocupará) a sus encargados, quienes seguramente deben empezar a extrañarse del incremento de clientes que llegan a “instagramear” sus platillos servidos en los platos de melamina-modelo-oficial-de-lonchería.

 

Su platillo emblema, muy propio para las fechas navideñas aunque lo tienen toooodo el año, lo ofrecen en sencillas tortas, tacos y consomés —solo o con carne de pavo deshebrada—, acompañados de chiles y zanahorias en escabeche, aunque también cuentan con otra delicia que bien podría considerarse como el platillo de la casa: pozole de pavo.

La oferta de La Casa del Pavo se diversifica con platillos propios de todo restaurante de batalla: tortas de bacalao, jamón y cubanas, pollo con mole, carne a la tampiqueña, milanesa con papas, enchiladas, etcétera... ah, y no venden cerveza. Nomás refrescos y aguas de sabor, que para ir a tomar sobran cantinas y cervecerías en el Centro Histórico.