Con 25 años de tradición, este restaurante de ambiente cantinero cuenta con una carta extensa de vinos y licores para acompañar su especialidad, el cabrito al horno.
Desde 1994 cuando este restaurante-cantina abrió sus puertas se ha mantenido en el gusto de las personas que lo visitan regularmente por su ambiente familiar. El espacio donde se concentra es inmenso y su entrada imponente, con unas puertas de madera que te reciben de par en par, uno puede identificar el ambiente cantinesco en algunos detalles de su decoración, como la imponente barra iluminada que le da el toque especial al fondo del salón, los grandes ventanales y las mesas y sillas de madera.
La atención de los meseros es inmediata, uno no tiene que andar atras de ellos para esperar que tomen tu orden, lo que se agradece. La carta incluye algunos clásicos de la cocina internacional como el famoso coctel Vuelve a la vida de entrada, codornices rellenas, filete Mignon y torta cubana, así de variado es su menú; aunque su especialidad es el cabrito horneado a fuego lento condimentado con hierbas de olor y vino blanco, y una vez que se deja reposar se frie y se acompaña con guacamole, salsas y tortillas recién hechas, lo que da por resultado un platillo ostentoso digno del apetito de un rey. Su menú es amplio pero no se compara a la gran variedad de opciones que ofrece su carta de vinos y licores, entre los que se encuentran aperitivos, vinos, licores, brandy nacional e importado, ron, vodka, whisky, tequila, vinos tintos y blancos nacionales e importados, cerveza y champagne.
El área infantil es un lugar igual de espacioso, lo que va bien ya que son las familias numerosas las que visitan este lugar, además está bien acondicionada con tapetes de colores, sillas y mesas de plástico, juegos y lo mejor de todo es que está a la vista del resto de las mesas del restaurante, para mayor tranquilidad de los padres. Los precios no son tan accesibles para ser una cantina, pero van de acuerdo a las porciones y el servicio. Si vas entre semana, un mariachi amenizará tu comida, aunque sólo se reservan a tocar una canción a elección por mesa, lo que no está mal si se toma en cuenta que forma parte del servicio, aunque ya enfiestados con tantas opciones de bebidas, seguro te quedas con ganas de cantar.
Fotos: La número 1