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Su sello distintivo, al igual que la otra sucursal existente en el área metropolitana, en Mundo E, alude a su propio nombre: los meseros llevan a las mesas los tragos o cervezas ordenados, que regresan a resurtir por una segunda y tercera ocasión, lo que lo hace idóneo para acudir con amigos o compañeros laborales en ánimo festivo, al disponer de pantallas y, los fines de semana, grupos de mariachis y música norteña para animar el ambiente.

Una amplia gama de platillos mexicanos completa el concepto, donde menudean antojitos como sus sopes de tuétano, preparados con masa azul, frijoles refritos, salsa verde, queso fresco, crema de rancho y una ración extra de tuétano servida en su propia “envoltura”; es decir dentro del hueso mismo. O el aguachile de arrachera sellada con ajo frito, cebolla, aguacate, habanero tatemado (sin ser excesivamente picante) y pepino.

Los antojitos preparados con masa azul dominan el mexicano menú de este restaurante

 

Tortas, tlayudas y tacos —entre estos últimos uno de lechón con mayonesa de chipotle, frijoles refritos, puré de aguacate y salsa xnipec, de chile habanero y cebolla morada— forman parte de las alternativas a ordenar, lo mismo que chamorro en carnitas, tampiqueña de arrachera o cecina, para quienes prefieran un plato fuerte en toda forma.

Arroz con leche, un postre tradicional para endulzarse el paladar

 

 

 

Parrilladas

La comida para compartir al centro de la mesa es otro de los sellos distintivos de las cantinas, que aquí ofrecen en forma de tres opciones de parrilladas de a kilo: cecina, pechuga adobada, arrachera y longaniza a partes iguales; mitad arrachera y mitad rib eye, o sólo arrachera, todo con frijoles de la olla, guacamoles y otros acompañamientos.