Atrás de la alcaldía Venustiano Carranza se encuentra un pequeño paraíso para los amantes de la literatura de terror.
Antaño la calle Lorenzo Boturini, aledaña al edificio de la actual alcaldía Venustiano Carranza, resultaba famosa por sus taquerías, negocios que actualmente se diversificaron con otros giros para comer y beber, incluido uno de los establecimientos temáticos más originales de Ciudad de México, anunciado en su entrada con la silueta de una taza de café de donde brotan unos inquietantes tentáculos.
De jueves a domingo, las contadas mesas del pequeño local con el techo pintado de negro, siluetas de gatos y seres de otras dimensiones plasmadas en las paredes, y un rincón ambientado como salón inglés de principios del siglo pasado, congregan por igual a amantes de la literatura de terror —Poe, Le Fanu, Clive Barker, Lovecraft—, geeks, jugadores de rol, góticos, metaleros y hasta familias con niños pequeños entusiasmados por la idea de comerse un pastel en forma de ataúd, otro de color verde con tentáculos de choco fondant, cráneos de chocolates rellenos de dulces cerebros, u otros elaborados con masa de pizza rellena de salchicha u otros ingredientes.
Las charlas de su clientela abarcan desde disertaciones sobre los alcances de algún superhéroe de Marvel si sumara a sus poderes los de otro de DC Cómics, hasta el análisis sicológico del autor de Los mitos de Cthulhu, mientras que el ambiente lo amenizan canciones de The Cure, Siouxsie and the Banshees y Sisters of Mercy.
Porque la literatura terrorífica también estimula el hambre y la sed, aparte de la imaginación.
Entre su clientela también destacan los amantes de las cervezas artesanales, para los cuales disponen de una veintena de variedades mexicanas, igual que continuas catas y maridajes con la repostería de la casa, realizadas habitualmente sábados y domingos.