Yérika Muñoz renovó la carta del restaurante peruano de Anzures, donde aprovecha su experiencia con Gastón Acurio.
Después de la argentina y la emparentada uruguaya, la gastronomía peruana disputa el mejor posicionamiento sudamericano entre los paladares mexicanos gracias a sus suculentos ceviches, aunque dispone de un arsenal de platillos para incrementar sus atractivos.
Si bien el restaurante Pisco abrió sus puertas tiempo atrás, recién entró en una nueva etapa donde Yérika Muñoz, ex chef ejecutiva de la desaparecida sucursal mexicana de Astrid & Gastón, aprovechó la experiencia adquirida con el afamado Gastón Acurio para renovar la carta del restaurante.
Los ceviches abarcan, aparte del preparado a la manera tradicional, otro con chicharrón de calamar, y uno más con camarones y leche de tigre de ají amarillo, con la interesante variante de que se sirve caliente, por lo que se le conoce como ceviche a la piedra.
Otros platillos peruanos que pueden disfrutarse son el anticucho de pulpo, variante local de brocheta —también ofrecen de corazón de vaca, más tradicional, aunque todavía choca con los gustos locales—, y el lomo a lo pobre, sustancioso guiso de tiras de filete salteadas al wok, lo que denota su influencia oriental, con jitomate, cebolla y cilantro, una mezcla de arroz y frijol peruano crocante conocida como tacu tacu, plátano dominico asado y huevo estrellado.
No falta para el postre esa herencia de la repostería colonial española, emparentada con el argentino dulce de leche y la cajeta de Celaya, llamada suspiro limeño, para redondear una experiencia auténticamente sudamericana.
Sobra decir que aquí puede tomarse el pisco sour, pero también otro de maracuyá, para quienes quieran disfrutar una refrescante variante del famoso coctel peruano. A su vez ofrecen chilcano, donde el pisco se sirve mezclado con ginger ale y un toque de amargo de angostura.