Café de Etiopía, Chiapas o Oaxaca, vino y cervezas mexicanas y un spot renovado en colores ocre con diseño sofisticado en la Condesa.
Este lugar, creado por Menachem Gancz, es uno de nuestros favoritos para el café por muchas razones, entre ellas los distintos orígenes del grano, la precisión química de los baristas y el ambiente casual que nos permite ir en mood relax, de chisme o de trabajo, sin que uno le estorbe al otro.
En su nueva sucursal ubicada en Ámsterdam se disfruta la misma esencia y calidad a que estamos acostumbrados, ahora con el plus de una pequeña carta de alimentos y bebidas con alcohol.
El espacio es completamente distinto, fue diseñado por el estudio We Are an Event, y retoma una idea de lo mexicano. Con una primacía de paredes lisas de concreto, encontrarás un largo pasillo con techo de gorilas negros (sí, leíste bien), al final del cual hay un oasis cálido: cactus, plantas, arena y colores ocre.
La sala es pequeña e íntima, sobre las paredes hay dibujos colgados por los clientes; si vas en plan lúdico, hay algunos juegos de mesa para que te diviertas.
La carta de alimentos está pensada de modo grab and go, para que no te quiebres la cabeza en elegir, o bien, para acompañar mientras disfrutas de tu café; incluye toast de aguacate, bun de huevo y tocino, y hummus de garbanzo con pancita.
En las noches te recomiendo probar algunas de las cervezas o vinos de la casa (generalmente hay oferta mexicana), dos de las primeras son: IPA, de Principia, y Stout Foca Parlante, de Wendlant. Además de que ahora hay vino rosado y tinto, carajillos, sodas de jengibre y chocolate mexicano en barra.