Rubaiyat Polanco: Cortes brasileños en México

Este video te puede interesar A primera vista (entiéndase desde la fachada misma), aparenta ser un lugar de cortes que llegó a buscar la clientela que frecuenta los vecinos Puerto Madero y Harry’s; aunque la odiosa comparación resulta insuficiente para definir a Rubaiyat Polanco —nombre alusivo a la obra emblemática del poeta persa, Omar Khayyám—, donde confluyen la gastronomía brasileña y mediterránea, en feliz comunión.



Techos con vigas de madera, amplios ventanales, columnas de ladrillo al desnudo, la cava y cocina abierta reciben en el interior al comensal; mesas elaboradas con troncos de la propia finca donde los encargados del restaurante crían su propio ganado, en el Matto Grosso, se reparten por los amplios salones de los dos niveles del restaurante.

 

 

Una fusión increíble en su gastronomía

La gastronomía de España, Italia, Sudamérica e incluso México se hace presente desde las entradas, que ofrecen por igual jamón bellotero, aceitunas y pimientos en aceite de oliva, que ceviches y tiraditos, empanadas y chorizos argentinos, carpaccios de res y hasta tacos de rib eye con pesto de jitomate.



Si bien los cortes vacunos representan la parte medular de la carta —destacan el baby gold, picaña, el monumental master beef de más de un kilo (hueso incluido) y el rib eye de kobe—, disponen de otras atractivas opciones cárnicas, como las costillas de cordero y el cochinillo confitado, sumada a platillos del mar como el salmón chileno, atún a la parrilla, seabass rostizado y el caixote de mariscos, que viene a ser una humeante cazuela con trozos de calamar, robalo, pulpo, camarón y callo de hacha.



Las guarniciones disponibles abarcan papas soufflé, espárragos a la parrilla, maíz salteado y jitomate hidropónico salteado, entre otras alternativas. Las bondades del mar y la tierra al combinado estilo sudamericano y mediterráneo, dispuestos para el público al inicio de la avenida Masaryk.  



Matto Grosso y cuchillería zarista

También de Brasil son los cuchillos gauchos dispuestos en las mesas para cortar la carne, los cuales venden al público. Los elabora una firma familiar (Zakaroff) que antaño fueron los fabricantes exclusivos de los implementos de acero de los zares de Rusia.