
Pujol lanza su menú estacional, una expedición a la gastronomía del sureste de México. Cacao criollo, langosta y mole madre.
Los aromas del trópico han invadido la cocina de Polanco. Imaginen el sabor de la selva fundiéndose con la brisa salina de Celestún.
El equipo de Pujol ha empacado sus maletas culinarias para emprender una nueva expedición de cuatro meses, rindiendo un homenaje apasionado a la riqueza histórica, vegetal y marítima de Chiapas y la costa Caribe.
El resultado es un recorrido que eleva la memoria de la tierra a un arte comestible en la Ciudad de México este noviembre de 2025.
El restaurante ha iniciado un nuevo ciclo gastronómico enfocado en la región sureste de México. Esta propuesta se basa en una profunda investigación que abarca desde las imponentes montañas de Chiapas hasta el horizonte costero del Caribe. La visión del equipo de cocina es clara: celebrar la diversidad de la zona integrando ingredientes ancestrales y técnicas de vanguardia.
Esta exploración se plasma en el menú de temporada, que integra una impresionante variedad de productos:
La propuesta mantiene un equilibrio dinámico, respetando la memoria gustativa de las tradiciones y elevándolas a la contemporaneidad que caracteriza al lugar.
La nueva carta de degustación de Pujol promete ser una experiencia que toca todos los puntos cardinales del placer. Cada plato es un testimonio del territorio, redactado con una precisión emocionante que conecta al comensal con la fuente del ingrediente.
Entre las creaciones más destacadas, el restaurante presenta:
El ritual no estaría completo sin la evolución del plato icónico del lugar: el mole madre. En esta temporada, se acompaña de un mole de Simojovel, mostrando cómo la tradición sigue viva y se transforma con cada estación del año.
El recorrido concluye con postres que rinden tributo a los sabores vibrantes del trópico, ofreciendo el cierre perfecto a la expedición:
Esta nueva propuesta reitera la visión del restaurante, un espacio en constante movimiento que se define por la investigación, el respeto innegociable a los ingredientes y la emoción genuina de seguir descubriendo el territorio mexicano.