La temporada de avistamiento llegó. Descubre los mejores puntos desde San Blas hasta Punta de Mita para ver a estos colosos de 36 toneladas.
El horizonte del Pacífico se rompe con una fuerza descomunal que paraliza a cualquiera que tenga la suerte de mirar hacia el mar en el momento justo. No es una ola cualquiera, es la danza anual de miles de viajeros que recorren el océano para encontrar refugio en las aguas cálidas de México.
Nayarit se transforma este invierno en el escenario principal de una de las migraciones más espectaculares del planeta, invitándonos a ser testigos de la grandeza de la naturaleza en primera fila.
Desde diciembre y hasta marzo, la costa nayarita deja de ser solo un destino de playa para convertirse en un teatro natural. Las ballenas jorobadas eligen la Bahía de Banderas y sus alrededores para reproducirse y dar a luz, regalando a los visitantes un despliegue de acrobacias que desafían la lógica de su tamaño.
Ver a un animal de 36 toneladas elevarse sobre el agua es una imagen que se queda grabada para siempre, pero la experiencia va más allá de lo visual. Gracias a la tecnología de hidrófonos en algunas embarcaciones, es posible escuchar los complejos cantos que estos cetáceos utilizan para comunicarse bajo la superficie, añadiendo una capa sensorial profunda al recorrido.
Además, la suerte suele sonreír a los navegantes con apariciones de delfines, orcas e incluso la imponente ballena azul.
La geografía de Nayarit ofrece múltiples puntos de partida para vivir esta aventura de manera segura y regulada. No importa si buscas el encanto histórico o el lujo moderno, hay un muelle esperando:
La ballena yubarta, o jorobada, es la reina del carisma marino. Con una longitud que oscila entre los 12 y 16 metros, se distingue por sus largas aletas pectorales y su comportamiento activo en la superficie. Para garantizar que este patrimonio natural se mantenga intacto, las excursiones se realizan exclusivamente con operadores certificados que siguen protocolos estrictos de respeto a la vida silvestre.
Es una oportunidad educativa inigualable para familias y viajeros que entienden que el verdadero lujo es conectar con el entorno sin alterarlo.
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