8W: un gimnasio que te cambia la vida

– Y peor ahora que ya me dijeron que tengo asma y no puedo hacer ejercicio.

-¿Nada?

– Nada al aire libre, qué oso, ya sé…

– Yo me metí a 8W. Hay uno muy cerca de la oficina

– ¿Neta? ¿Y qué tal? -mi amiga flexionó su brazo, automáticamente lo toqué. Me dio envidia

– Además, ya bajé siete kilos… que seguramente subiré en la cena de Navidad; pero me voy a volver a meter a la nueva generación que empieza en enero. Deberíamos de ir.

Tres semanas después y bastante nervioso, empecé 2017 cumpliendo el mayor cliché del universo: inscribiéndome en una clase de fitness.

…  lo que no sabía era que las siguientes ocho semanas, iban a cambiar mi vida. Aja, suena como película, pero es cierto.

Primero, iniciemos con lo más básico: ¿qué rayos es 8? Se los voy a explicar como se lo he dicho a mi novia, papás y amigos: imagina que es cómo mezclar unas clases de box + mucho ejercicio aeróbico.

Ahora un poco más detallado:

Antes de iniciar las clases (que en efecto duran ocho semanas y con seis clases por ídem), te piden que compres unos guantes de box de 12 onzas. Se consiguen bastante fácil en cualquier tienda deportiva o departamental. Si tienes flojera, ahí mismo los venden en las sucursales de 8W.

Volviendo al punto… el box es parte fundamental del programa, quizá un 40-60% de las rutinas diarias implican golpes y combinaciones a un dummy -volados, ganchos, jabs, rectos, upper-. Cabe señalar que esos eran mis momentos favoritos del entrenamiento y aquí te das cuenta de cómo tu cuerpo va cambiando cuando golpeas con mayor intensidad, velocidad y resistencia al dummy conforme avanzan los días.

Como les decía, casi la mitad del programa es boxeo y el resto son circuitos de resistencia, aeróbicos, abdominales y una vez cada diez días (es un aproximado) de fuerza con ligas. Aquí a diferencia de un gimnasio o crossfit, no hay mancuernas, pesas ni objetos metálicos. Ah, claro… cada día las rutinas eran diferentes, jamás hubo un día que me aburriera… o que no terminará con la ropa empapada de sudor. Y ese era el objetivo.

Pero el ejercicio sólo es parte de este cambio radical en tu vida, hay otra parte fundamental e igual de importante:

Unos días antes de empezar con el programa, debes ir a la sucursal donde tomarás la clase (en mi caso, Palmas; pero aquí puedes consultar el resto: http://www.the8w.com.mx/#centers) y toman tu peso, medidas y porcentaje de grasa, etc etc. Esto sirve tanto para ajustarte a una dieta que te mandan a tu correo, como para medir tu progreso.

Yo he ser sincero: por cuestiones laborales que implican ir a restaurantes o bares, no la pude cumplir ni a un 80% pero aún así obtuve resultados que detallaremos más adelante.

Ok, ahora lo importante: ¿es una dieta estricta y que cumplirla es igual a un tortura medieval? No. Es decir, no puedes comer pan ni dulces, hay mucha proteína (pido disculpas a mi equipo en caso de que mis sobres de atún hayan atentado contra la armonía ambiental de la oficina), muchas verduras y algunos brebajes especiales que debes tomar en ayunas. Pero nada del otro mundo, aunque claro, la primera quincena, como cualquier otro régimen, es un poco doloroso.

Ya que hablé sobre los tres grandes pilares de 8W… ahora sí, les diré qué fue lo mejor y peor de estas ocho semanas.

– Aunque mis kilos extras y workaholismo de editor general no lo aparenten, siempre he sido una persona bastante deportista: he practicado futbol, beisbol, americano, atletismo, Insanity, natación, crossfit y amo correr en Chapultepec; sin embargo, y esto lo digo sinceramente, jamás me había divertido tanto realizando ejercicio.

– Las clases en efecto, son una mezcla entre un reto físico y personal. Son muy demandantes: durante una hora te olvidas de los miles de correos sin contestar, de las juntas, pendientes y sólo puedes pensar en la rutina que estás realizando.

-Y claro, el ambiente es idóneo para esto: la clase está compuesta por otros veinte kickers (el término como se conoce a los “8Wers”; ven, suena mejor kickers) que en ningún momento compites contra ellos, al contrario, cada quien va su propio ritmo y entre ellos se motivan. También ayuda mucho el coach, en mi caso, Huiki, siempre bromeando y demandando que no echaras la hueva (y que siempre agradecí que sus playlist no fueran de reggaetón)

– Aunque tienes un horario fijo (hay dos grupos cada hora), si pides permiso con anticipación, puedes entrar a otra clase para que se ajuste a tus juntas o compromisos. Eso sí, hubo dos sábados que nos tocó clase a las 7am. Merecimos un Balón de oro todos los que asistimos en ese horario.

– No es una secta. Varios amigos me habían dicho que me iban a lavar el cerebro y me iba a convertir en un fitness-zombie. No creo (o al menos camuflaron perfectamente sus críticas, jeje) que sea el caso de 8W. Nadie monitorea tus actividades postclase, no hay escrutinio por no llevar la dieta, ni te obligan a convivir socialmente en el grupo de Whatsapp de la generación.

– En mi caso, que soy la definición perfecta del anti morning person, levantarme antes de las 730am fue un verdadero suplicio y prepararme licuados o mi comida del día, no ayudaban mucho. Sin embargo, dos semanas con esta rutina me ayudaron a cambiar ese estigma.

– Spoiler: la sucursal de Palmas no es el edén en cuestión de regaderas para hombres: el espacio de vestidor es muy reducido y si te inscribes en un horario concurrido para godínez, tendrás que esperar tu turno para poder preparar tu coreografía de arreglo personal para la oficina.

Y la respuesta es un contundente sí. Y no hablo solo de medidas (… redoble y alfombra roja para presentar mis resultados: bajé 6kg, una talla y casi 10%  en porcentaje de grasa), también de darte cuenta que en dos meses puedes cambiar hábitos de alimentación, de objetivos personales y que sólo es necesario un poco de esfuerzo para darle un vuelco de 180º a tus rutinas.

Yo, sólo espero que empiece la nueva generación para reinscribirme, tratar de llevar una mejor dieta y volver a golpear ese dummy!