Me subí al Metro con jeans entallados y esto fue lo que pasó… diría otro portal, aquí los secretos candentes que nadie te cuenta de esta limosina naranja.
A los 14 años fugarte del colegio a Chapultepec de pinta, parecía una gran hazaña usando el Metro, ahora en los veintitantos trabajar y sobrevivir en hora pico (en cualquiera de sus 12 líneas), es más que un logro, merecemos un premio por viajar diario en esas condiciones, ¡un premio dije!
Hablando de picos, mi mente se turbo en el trayecto Tacubaya-Polanco, durante un exceso de carga me queda claro que la gente, en especial en el último vagón… van más unidos de lo normal. Entre el famoso arrimón, los ligues y algunas manos traviesas, todo en complicidad con los 2 minutos, (o 5 depende la marcha del tren) que tarda en promedio el arribo a cada estación, pasa de todo…
Decidí investigar, un poco más, ya saben… para poder contarles la historia, y esto fue lo que encontré:
Sucede en todas las líneas del Metro, pero por previo acuerdo y registro en un club, para garantizar la seguridad de los participantes. La dinámica es fácil; sólo registras, recibes un distintivo y haces el encuentro… suena a Tinder, lo sé, pero aquí la dinámica va más allá de ligar, sólo son roces sobre la ropa, si te gusta y quieres más, eso depende de ti.
Sí, este es un secreto a voces. La seguridad del Metro aumento debido a las constantes denuncias y los sucesos que circulan en portales de entrenamiento para adultos (guiño,guiño) sobre los encuentros en los últimos vagones del Metro.
Dicen por ahí que las caricias en el derrotero de Pantitlán-Observatorio, suben de nivel entre 18:00 y 20:00 hrs, incluso se arman “ménage à trois” en dónde algunos caballeros, hacen una formación similar al abrazo deportivo entre jugadores de americano, para que los ojos curiosos no miren de más. La fauna es amplia; chacales, pajaritas, mayates, musculocas, circuiteras, closeteros y trans, como la comunidad llama a su diversidad, se dan cita para la caricia por tanto estrés laboral.
Foto: Sistema de transporte colectivo.
No es secreto que los hombres son más arriesgados al buscar un encuentro sexual, entre la investigación que su servidor pudo hacer, las preguntas iban del ¿Tienes lugar? hasta el famoso ¿Cuánto la hora?, así de repente “Esteban” confesaba todo al calor del vagón. Para mantener el anonimato, sólo puedo comentar que efectivamente en el Metro Hidalgo después de las 20:00 hrs, uno puede encontrar más que sólo la salida a la Alameda o Iglesia de San Judas.
Esteban dice que por cada levantón en la línea 3, gana de $200 a $400 depende del cliente, “si está guapo se lo dejas más bara, si es un ruco… se la dejas caer” El parque aledaño al Metro Hidalgo, sirve de zona de caza, confesionario y algunas veces de punto de reunión para visitar después “La Rayuela”, pero esa es otra historia.
Foto: Xtube
No soy un santo, pero sí… esto me pasó. En alguna ocasión las cervezas que tomé en Madero hicieron su efecto y en el trayecto de Bellas Artes a mi casa, unos baños públicos parecían el oasis ideal para las vejigas inquietas. Haciendo lo propio, algo literal, me levantó por detrás, era un señor de unos 35 años que parecía perder sus manos en mis glúteos. Me inmuté, y escapé igual que el correcaminos del coyote.
Así es, en los baños de Bellas Artes, Constitución de 1917 e incluso de Metro Chapultepec, las malas lenguas cuentan que, precisamente ese músculo, encuentra festines placenteros entre los orificios o al final del cancel. Esto no podría constatarlo, pero ya saben así es el oficio del que investiga.