Entrevista a Rafael Lozano-Hemmer: arte interactivo desde el corazón

A lo largo de su trayectoria Rafael Lozano- Hemmer ha creado piezas tecnológicas que buscan conectar a la audiencia con el arte y entre sí. El artista que actualmente vive en Canadá y fue el primer mexicano en representar a nuestro país en la Bienal de Venecia, regresa a CDMX con Latidos, una exposición inmersiva que mide las pulsaciones del corazón. “Como artista me gusta que las obras estén fuera de mi control y que sea la gente la que verdaderamente lleve la batuta de las sensaciones”, esto fue un poco de lo que nos reveló el artista en entrevista sobre la exposición que se presenta en Arte Abierto. 

Latidos: la emotiva exposición inmersiva de Rafael Lozano-Hemmer

El arte interactivo desde lo profundo del corazón: Entrevista con Rafael Lozano-Hemmer

¿Qué te llevó a crear esta recopilación de tu obra biométrica?

El proyecto más importante de mi carrera fue Sintonizador Fronterizo, una enorme instalación que conectó, a través de puentes de luz, la ciudad de El Paso, Texas con Ciudad Juárez, Chihuahua. Ese proyecto fue una especie de obra de arte público en el que la gente podía participar, representarse y conectarse con sus familiares, amigos o con gente desconocida.

Una de las entidades que nos ayudó a hacer posible la instalación fue Arte Abierto una asociación que realmente se interesa en apoyar proyectos complejos. Para agradecer el apoyo, se me ocurrió traer la pieza de Corazonadas Remotas y a partir de ella crear un contexto histórico con las cuatro obras que he hecho de conexión a través de las mediciones del corazón.

¿Cómo definirías esta exposición?

En ocasiones el mundo del arte nos aliena, aquí decidimos crear una exposición que fuera todo lo contrario en un espacio acogedor. Esta muestra es un tanto extraña, entre médica y poética; ya que tienes aparatos y pulsómetros a modo de feria tecnológica, pero por otro lado esta la parte que invita al público a contemplar y experimentar.

¿Qué es lo más complejo al momento de crear estas piezas?

Bueno, la parte tecnológica no es fácil, detectar los signos vitales es algo que se ha hecho desde hace mucho tiempo, pero crear un entorno inmersivo, envolvente que lo acompañe puede ser complicado. En la exposición hay sonido, hay movimiento, hay proyección, y conectar todas estas diferentes disciplinas artísticas es quizá el reto más grande.

A lo largo de 13 años de trabajo, ¿cómo has percibido las reacciones del público ante tu trabajo?

El corazón es quizá, de todas las medidas, la más simbólica e universal. Desde que comenzamos nuestras vidas existe una conexión rítmica con otros, al momento de escuchar el corazón de nuestras madres y luego nuestro corazón.

Cuando la gente ve su propio latido destellando en cientos de focos eso le da un sentido de personalización, como que toda la sala te representa lo más intimo de tu ser. Cuando ponen las manos en la pieza de Corazonadas remotas existe una sensación poética, porque no sabes quien está del otro lado, pero logras percibir sus latidos.

Latidos surge de una pieza con bastante connotación política, ¿cómo se traslada esto a la exposición?

Simplemente en la conclusión de que existe una humanidad compartida, a pesar de que pongamos barreras un tanto racistas o exista una actitud de adversidad hacia la otredad, la muestra es una fórmula para compartir espacios y experiencias, e invita a la gente a relacionarse unos con otros.

¿Qué sigue para ti después de esta muestra?

Tengo una exposición que inauguramos en el MoMa de San Francisco en abril, hasta el momento es lo más prestigioso que he hecho en mi carrera. Me dieron todo el séptimo piso del edificio y es muy buena plataforma para dar a conocer mi trabajo.