La naturaleza de estos personajes sigue resonando en lectores de todas las generaciones.
Las madres en la literatura han desempeñado roles fundamentales y se han convertido en pilares narrativos que trascienden épocas y culturas. Estos personajes maternos nos presentan diversas facetas: protectoras incansables, matriarcas poderosas, luchadoras incorruptibles y maestras de nuevas generaciones. ¡Conócelas!
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La inolvidable matriarca de los Buendía, Úrsula Iguarán, casada con José Arcadio Buendía, vive atormentada por el futuro de su descendencia debido al incesto que representa su unión con su primo. Como madre de José Arcadio hijo, Aureliano, Amaranta y Rebeca (adoptada), esta extraordinaria mujer se convierte en el motor que impulsa a Macondo hacia su época de mayor esplendor.
Firme en sus convicciones y severa cuando es necesario, siempre persigue el bienestar familiar por encima de todo. Cumple el ciclo vital de “Cien años de soledad” al fallecer en avanzada edad, casi ciega, pero vigilante hasta el final del destino familiar.
Este personaje paradigmático encarna la figura materna latinoamericana por excelencia, consolidándose como una de las madres en la literatura más influyentes en la historia.
La obra teatral de Brecht nos presenta una visión radicalmente distinta a la madre protectora tradicional. Anna Fierling, conocida como Madre Coraje, lucha por sobrevivir en medio de la devastadora Guerra de los Treinta Años. Con un destartalado carromato como único patrimonio, esta audaz vendedora ambulante engaña tanto a católicos como a protestantes, utilizando únicamente su astucia para subsistir.
Sin embargo, el precio por sus pequeñas tretas resulta devastador: sus tres hijos —Eilif, Schweizerkas y Catalina— son asesinados. Esta desgarradora narrativa sobre la pérdida y el sufrimiento presenta un potente discurso antibélico que ilustra con crudeza las terribles consecuencias de los conflictos armados, incluyendo la desintegración del tejido familiar.
No existe palabra capaz de expresar el dolor incomparable de una madre que pierde a un hijo. En este conmovedor ejercicio autobiográfico, Isabel Allende busca consuelo mientras su hija Paula permanece en estado de coma. La autora relata su propia vida para preservarla y compartirla con ella cuando despierte.
A través de esta introspección, Allende revela sus secretos más íntimos, rememorando tanto los momentos oscuros como los luminosos de su juventud e infancia para legar a su hija su historia personal. Es así como esta obra entrañable narra el vínculo indisoluble entre madre e hija, dos seres dispuestos a entregar todo el uno por el otro.
Una joven vive confinada en un pequeño cuarto, aislada del mundo exterior junto a su pequeño hijo Jack. En ese espacio reducido, crea un universo propio utilizando enseres domésticos cotidianos y el poder de su imaginación. Jack aprende todo a través de su madre, temiendo únicamente la llegada nocturna del “viejo Nick“, una presencia monstruosa que irrumpe en su refugio.
Esta impactante obra de Emma Donoghue aborda uno de los temas más sensibles para la sociedad estadounidense: el secuestro de jóvenes. La mamá de Jack combate sus propios demonios internos mientras intenta proporcionar una infancia lo más normal posible a su hijo, uniendo fuerzas para conquistar juntos su libertad. Su personaje representa la resiliencia materna en circunstancias extremas.
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Esta historia real adaptada a novela relata el testimonio de Betty Mahmoody, quien casada con un médico iraní viaja de vacaciones a Teherán, donde su esposo planea establecerse permanentemente sin su consentimiento. Las opciones para esta madre se reducen a dos aparentemente imposibles: permanecer sometida a estrictos principios sociales y religiosos o abandonar a su hija.
Betty, sin embargo, crea una tercera alternativa: escapar con su hija atravesando las peligrosas montañas entre Irán y Turquía. Así es como el personaje encarna a una madre guerrera que enfrenta el abuso y el totalitarismo para recuperar su libertad y la de su pequeña.
Tras la muerte de un esposo abusivo, Pelagia se sobrepone a las circunstancias adversas para sacar adelante su hogar. Su hijo Pável se transforma en un líder socialista en la fábrica donde trabaja, convirtiéndose en precursor de lo que posteriormente sería la Revolución Rusa.
A medida que avanza la narrativa, ella evoluciona hasta convertirse en una madre protectora para los compañeros de Pável y en una revolucionaria comprometida que busca, junto a su hijo, transformar las inhumanas condiciones laborales de los obreros en la Rusia de principios del siglo XX.
Esta desgarradora pero inspiradora historia retrata a una madre que apoya incondicionalmente tanto a su hijo como a su patria. Por ese motivo, Pelagia es una de las figuras maternas más emblemáticas en la historia de la literatura social.
Los personajes de Hernández carecen de nombres propios; son identificados simplemente como Madre, Hija o Tía según corresponda al episodio narrado. Tampoco se nombran los lugares, aunque podemos inferir que se trata de El Salvador por el contexto de la guerrilla en que Madre se ve involucrada. Valiente, fuerte y decidida, ella tiene a sus hijas siendo muy joven, pero esto no disminuye su cuidado, amor y coraje para protegerlas de un entorno hostil.
“Roza tumba quema” representa también una búsqueda desesperada por reencontrarse con una hija arrebatada, enviada a Francia y desconocedora de sus verdaderos orígenes. Así, Madre lucha simultáneamente en la guerra física y contra una sociedad repleta de prejuicios hacia las madres solteras, encarnando la resistencia femenina en contextos de conflicto.
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En esta magistral novela de la mexicana Brenda Navarro, se narra en paralelo la vida de dos mujeres: la Madre de Gabriel, que pierde a su hijo autista en un parque, y la Madre de Leonel, que secuestra a un niño autista del mismo lugar. La existencia de ambas mujeres experimenta una transformación radical, convirtiéndose en un torbellino de angustia, violencia, desesperación, dolor y olvido ante la cruda realidad de un niño desaparecido.
Esta obra expone las complejas consecuencias psicológicas y emocionales que sufren las madres ante la pérdida o la transgresión moral, explorando las zonas grises de la maternidad contemporánea con una profundidad y honestidad perturbadoras.
La emblemática Madre de Dragones conquistó tanto la literatura como la televisión mundial. El viaje de Daenerys Targaryen como gran matriarca y revolucionaria comienza con la pérdida traumática de su hijo Rhaego, concebido con Khal Drogo. Aunque existen teorías sobre la posible supervivencia de Rhaego, el destino había preparado para ella un linaje diferente: el de los dragones.
Drogon, Viserion y Rhaegal son tres imponentes criaturas que solo ella sabe cuidar y que la defienden con feroz lealtad. Literalmente los considera sus hijos, y con ellos emprende su ambiciosa conquista para dominar Westeros. Este personaje representa la maternidad simbólica y la capacidad transformadora del amor maternal, incluso hacia seres no humanos.
Connor intenta comprender el sentido de la enfermedad terminal que aflige a su joven y amorosa madre. Para ayudarlo en este proceso, un monstruo lo visita cada noche relatándole historias que le permitan asimilar la irreparable pérdida que significará la partida de su madre.
Esta imaginación no surge casualmente; la madre de Connor es una mujer que, aun desconociendo su destino, ha preparado cuidadosamente a su hijo para afrontar su ausencia.
La novela constituye una conmovedora narrativa sobre la relación entre una madre y su pequeño en el complejo y hermoso camino de la vida, abordando con sensibilidad el tema de la maternidad frente a la muerte y el legado emocional que trasciende la existencia física.
Estas madres en la literatura no solo han marcado un hito en la historia literaria, sino que también han contribuido significativamente a nuestra comprensión colectiva de uno de los roles más trascendentales en la experiencia humana.
Con información de Eugenia García Fernández