Vicente Rojo y la literatura: descubre sus emblemáticas portadas

Vicente Rojo tuvo un estrecho vínculo con la literatura y nos regaló emblemáticas portadas de libros que hoy en día son referentes del quehacer artístico plástico e ilustran historias icónicas para el mundo de las letras hispanoamericanas. La mejor manera de honrar a un artista es conociendo su obra. El maestro Rojo fue un gran diseñador gráfico, pintor y escultor de origen español. Perteneció a la Generación de la Ruptura y es considerado  un referente para comprender el origen y desarrollo del arte abstracto y conceptual en México.

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Vicente Rojo y la literatura: la importancia de una buena portada

Aunque nos dicen que no juzguemos un libro por su portada, sabemos que es importante para engancharnos con una historia. Un buen libro con una portada intrigante es el maridaje perfecto para todo buen lector. Vicente Rojo se encargó de ilustrar con sus obras portadas memorables de la literatura de los siglos XX y XXI, colaborando en más de 900 libros.

¿Quién mejor que Rojo para captar en una imagen la complejidad narrativa de Cien años de soledad (1967) de la editorial Sudamericana en su segunda edición? Rojo comprende la obra, plasma parte de su interpretación y la ofrece al lector que encantado se acerca a los Buendía de Gabriel García Márquez.

Histórica la primera edición de Palabras Cruzadas (1961) de Elena Poniatowska con una portada de corte conceptual; que mediante círculos blancos y morados intriga al lector respecto al contenido de las entrevistas a icónicos personajes como Cantinflas o Jorge Ibargüengoitia.

Algunas de las editoriales que formaron colaboraciones con Vicente Rojo fueron las publicaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Fondo de Cultura Económica (FCE), Editorial Joaquín Mortiz y Era; por mencionar algunas a lo largo de más de 60 años de carrera gráfica.

Las influencias de Vicente Rojo en su obra

Vicente Rojo nació en España en 1932 y pasó su infancia en un contexto de dictadura franquista. Su pasión por dibujar se vio reflejada desde la infancia y su contexto familiar aunado a su llegada a México en 1949 definieron su estilo complejo y arte abstracto. Sus principales maestros fueron Miguel Prieto y Fernando Benítez.

Para sus portadas Vicente Rojo conjunta influencias visuales de diferentes inspiraciones: prehispánicas, coloniales, muralistas, funcionalistas y de corte popular. El ensamble de sus carreras resultó de sus aprendizajes como diseñador gráfico, pintor y artista visual.

Rojo siempre destacó la importancia de analizar a profundidad el libro para después plasmar una alusión al mismo que tuviera como fin acercar al lector a realizar a su vez su propia lectura e interpretación. Su intención siempre estuvo enfocada en acercar textos y lectores.

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Las múltiples figuras geométricas que son utilizadas en sus portadas reflejan una visión de mundo que se sostiene mediante círculos, triángulos y rectángulos que forman la realidad que Rojo visualiza en su entorno. Estos patrones se encuentran tanto en su obra gráfica como en sus representaciones pictóricas.

Centenares de portadas creadas por Rojo

Otras portadas icónicas las tenemos con la famosísima de Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, símbolo de la juventud y del México de los cincuentas. No es menor el trabajo simbólico que realiza Rojo para ilustrar La feria de Juan José Arreola. Además, de la enigmática porta de Aura de Carlos Fuentes, no menos peculiar que la fantástica obra.

Algunos de sus trabajos más recientes incluyen colaboraciones con editoriales como Sexto Piso y Conaculta, las cuales incluyen los títulos Apología del lápiz (2011), Apología del libro (2014), Apología de las cosas (2016) y Apología del polvo (2017).

Estos textos son colaborativos y mientras Rojo ilustra también los interiores, Arnolfo Kraus se encarga de los textos. Como contrapartes artísticas dialogan con los lectores mediante formas geométricas y formas alfabéticas que dan sentido a diversos temas.

Para recordar a Rojo nos queda su legado y su impecable manera de ilustrar multiplicidad de obras que siempre tenemos en la memoria por las icónicas portadas que las acompañaron.