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Babygirl: la película más candente del año por Nicole Kidman (Reseña)
La sensualidad se hace presente en las fechas decembrinas con la inquietante nueva cinta de Kidman
En plena Navidad, la nominada a Mejor Actriz por los Globos de Oro 2025, Nicole Kidman, vuelve a cines de México con Babygirl. Intenso drama erótico dirigido, escrito y coproducido por la cineasta holandesa, Halina Reijn, y que está repleta de poder femenino y sensualidad. Foto: A24
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A lo Eyes Wide Shut, Nicole Kidman enciende la pantalla grande con Babygirl
En un mundo donde el poder femenino es cada vez más marcado, Babygirl se adentra en las sombras de una CEO perfecta atrapada entre su imagen de éxito y sus deseos reprimidos. Reijn crea un paisaje de contradicciones, donde los negocios de Wall Street y la libido se unen. Logrando que cada escena de pasión sea un baile peligroso entre la imagen pública y la verdadera naturaleza de uno.
En este sentido, Nicole Kidman interpreta a Romy con un erotismo que trasciende la pantalla y eleva la temperatura. Más de 25 años después de Eyes Wide Shut (Ojos Bien Cerrados en español) de Stanley Kubrick, se vuelve a sumergir en las profundidades del apetito sexual. Su personaje es una mujer que, a pesar de su control absoluto sobre el mundo y su familia, es incapaz de dominar lo que ocurre dentro de ella… hasta que un joven interno la desafía.
Aquí es donde entra Samuel (Harris Dickinson). Practicante que pone en jaque el equilibrio de Romy al someterla a un juego peligroso de seducción. Sin miedo a la vulnerabilidad, con un absoluto control de la situación y sin temor a ceder en los rincones más oscuros de su psique. Destacable que la tensión sea tan palpable y la química entre ambos protagonistas se torne tan explosiva.
Sin embargo, Babygirl va más allá del erotismo; explora un territorio de exploración emocional como muy pocas producciones en la actualidad. El filme transforma la atracción prohibida en un diálogo de poder y resistencia, inspirado en la psicología del deseo.
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La liberación absoluta del “yo”
Siguiendo con la anterior idea, los íntimos encuentro entre Romy y Samuel tienen una carga de sensualidad bastante palpable. Y es aquí donde los giros narrativos juegan un rol destacado. La continua amenaza del tercero en discordia como lo es el esposo Jacob (Antonio Banderas), da paso a innumerables situaciones de tensión dignos de un buen thriller erótico.
Podríamos decir que, lo que hace tan fascinante a Babygirl, es la forma en que desafía los límites entre lo moral y lo inmoral bajo el personaje de Nicole Kidman. Ya que enfrente, sin ningún tipo de reparo, a sus propios demonios y a los códigos sociales que la han condicionado como una “mujer íntegra”. Pero, en lugar de castigarla, esta situación la libera por completo.
Justamente, es aquí cuando entra de por medio la dinámica freudiana entre el ello, el superyó y el yo a través de Romy. El ello la empuja a la transgresión, mientras que el superyó la castiga con culpa y resignación. Sin embargo, el yo encuentra redención al aceptar esas partes opuestas de sí misma, rompiendo las barreras entre lo aceptable e inaceptable.
A resumidas cuentas, Babygirl se aleja de los convencionalismos de las películas eróticas tradicionales. No busca redimir a sus personajes ni imponer un juicio moral. En cambio, nos invita a cuestionar nuestras propias fronteras tanto en el control y la entrega, como en el amor y el deseo. Es un viaje a lo más profundo de lo humano, donde la liberación solo puede venir de la aceptación total de lo que somos.
Recordatorio: Babygirl de Halina Reijn con Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas llega a salas nacionales el 25 de diciembre. La producción corre a cargo del estudio A24.
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