Babylon de Damien Chazelle: lo bueno, lo malo y lo feo

Babylon ya llegó a los cines de México y pese a que en las salas de Estados Unidos pasó desapercibida, la película dirigida por Damien Chazelle y protagonizada por Brad Pitt, Margot Robbie y Diego Calva, presenta una visión refrescante y crítica sobre la industria cinematográfica, pero se centra específicamente en el paraíso del cine: Hollywood. En esta reseña te desglosamos lo bueno, lo malo y lo feo de Babylon para que descubras por qué no te la puedes perder.

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Reseña de Babylon de Damien Chazelle

Babylon está ambientada en los años 20; la industria del cine se encuentra en su apogeo, en aquel entonces las películas eran silentes y narraban batallas propias del cine bélico, westerns y slapsticks y para describir las escenas o introducir diálogos se usaban intertítulos. En algunas ocasiones se apoyaban de la música en vivo para sonorizar algunas películas. Pero hacia los años 30 la industria dio un giro completo cuando se estrenó El Cantante de Jazz, la primera película sonora, que además de un avance, representó una amenaza. 

Aunque pareciera que Babylon se trata de un relato sobre la evolución del cine, es más que eso, una mirada crítica a los claroscuros de una industria repleta de vicios, lujo y decadencia, que nos recuerda la intrascendencia de los individuos que esperan formar parte de algo mucho mayor. 

Manny Torres (Diego Calva) es un asistente que aspira a trabajar en el set de una película; en una exuberante fiesta se encuentra con Nellie LaRoy (Margot Robbie), una joven que está segura que se convertirá en una estrella famosa; por otro lado está Jack Conrad (Brad Pitt), un aclamado actor, que ya se encuentra bien posicionado en Hollywood.

Diego Calva, el mexicano que protagoniza Babylon de Damien Chazelle

Lo Bueno

No es una carta de amor

Hay múltiples homenajes al séptimo arte donde presentan al cine como un mundo idílico donde el único destino es el éxito– el propio Chazelle lo plantea en La la land– ¿pero qué pasa una vez en la cima? Solo queda un camino, la caída en picada. En Babylon, Hollywood es una fábrica de sueños, pero también es el lugar de la perdición. A Chazelle no solo le interesa abordar los procesos, la fama y la “prueba y error” a la hora de producir una película; también habla de lo oculto, lo que no se deja ver a simple vista en una industria destructiva.

Las actuaciones

Vale la pena destacar las actuaciones de los protagonistas del filme, todos ellos hacen una excelente mancuerna para sacar adelante la historia. Mientras Diego Calva representa la aspiración, los sueños y el esfuerzo, Margott es el golpe de suerte, el inesperado talento, la rebeldía, el vicio y el exceso y Brad Pitt la estrella inmaculada dentro de la industria. Ellos tienen una cosa en común, son todos desechables. Sin importar quien seas y cómo llegaste, la rápida evolución de Hollywood va a terminar por romper a cualquiera; es un recordatorio de que después de la euforia viene la irremediable cruda.

El diseño de producción y el montaje en sintonía con la premisa

¡El diseño de producción se lleva 10 estrellas! Cada escenario debía adaptarse a la naturaleza excesiva de la cinta y mientras que en un primer acto vemos una extravagante fiesta con elefantes, orgías y escenas de bailes eufóricos; en otro están las decenas de sets de filmación (uno a lado del otro) con mil cosas pasando al momento. Además los movimientos de cámara y los cambios acelerados en el montaje están en sintonía con la premisa de la película: un excesivo caos.

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Lo Malo

El final cliché

Si bien es cierto que el cine está repleto de referencias y que la última escena de Babylon no existiría sin Los Viajes de Sullivan o Cinema Paradiso, donde los protagonistas sentados en una butaca ven una película, mientras ríen, lloran o ven pasar frente a sus ojos su propia historia en el cine–cada contexto completamente diferente– pero al final la escena de Chazelle es un evidente guiño; llámenlo un cliché cursi o un repaso innecesario y reiterativo de la evolución del cine. 

Es muy larga

Mucho se habló y se cuestionó la duración de Avatar, tanto que incluso la de Babylon pasó desapercibida. La cinta de Chazelle dura 3 horas y 9 minutos. Aunque cabe aclarar que la película es tan dinámica que pocas veces se torna aburrida. 

Lo feo

Lo mal que le fue mal en la taquilla de Estados Unidos.

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